Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian

Moisés y los mandamientos
Moisés y los mandamientos“, por Philippe de Champaigne – Public Domain, Link

Deuteronomio

Dt 26, 16-19
En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo:

“El Señor, tu Dios, te manda hoy que cumplas estas leyes y decretos; guárdalos, por lo tanto, y ponlos en práctica con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy has oído al Señor declarar que él será tu Dios, pero sólo si tú caminas por sus sendas, guardas sus leyes, mandatos y decretos, y escuchas su voz.
Hoy el Señor te ha oído declarar que tú serás el pueblo de su propiedad, como Él te lo ha prometido, pero sólo si guardas sus mandamientos. Por eso Él te elevará en gloria, renombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho y tú serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como Él te lo ha prometido”.

Evangelio según San Mateo

Mt 5, 43-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Sean, pues, perfectos como su Padre celestial es perfecto”.

 

Lecturas del Domingo 31 de Octubre de 2021: El primero de los mandamientos

Jesús
Pintura representando a Jesús, por Heinrich Hofmann – https://i.pinimg.com/originals/1c/f2/3c/1cf23cff11f7d0ae5cbdb6d679691fd9.jpg, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=83078522

Hoy es el trigésimo primer (31) domingo del tiempo ordinario. ¿Cuál es el mandamiento más importante? ¿No robarás? ¿No cometerás adulterio? ¿Honrarás a tu padre y a tu madre? Jesús nos da una respuesta que retumba por todos los tiempos y lugares con gran fuerza, pero con bondad… y amor.

Deuteronomio 6, 2-6

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Teme al Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques. Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido”.

Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab

R. (2) Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza,
el Dios que me protege y me libera. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Tú eres mi refugio,
mi salvación, mi escudo, mi castillo.
Cuando invoqué al Señor de mi esperanza,
al punto me libró de mi enemigo. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Bendita seas, Señor, que me proteges;
que tú, mi salvador, seas bendecido.
Tú concediste al rey grandes victorias
y mostraste tu amor a tu elegido. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Lectura de la Carta a los Hebreos 7, 23-28

Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros.

Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.

Evangelio según San Marcos 12, 28-34

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Lecturas del Domingo: Octubre 25, 2020 – Amarás al Señor con todo tu corazón

fariseos siendo regañados por Jesús
Jesús dirigiéndose a los fariseos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2008, 00.159.209_PS2.jpg, Public Domain, Link

Hoy es el trigésimo domingo del tiempo ordinario, y en el Evangelio de San Mateo escucharemos la lección que resume todas las leyes de las Sagradas Escrituras: la clave de la verdadera Salvación:

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a Él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.
Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la Ley y los profetas”.

¡Tan sencilla es la regla para la Salvación!

No cabe duda que Dios nos ha puesto fácil el camino a su Reino. Si en verdad amas a Dios, no lo tentarás, ni tratarás de cometer ningún acto que lo ofenda, como la mentira, el robo, la infidelidad, o la muerte a otros.

Y si a eso le sumas lo mismo, pero con el prójimo, pues en realidad tendremos al Paraiso aquí mismo en la Tierra.

Tengamos en mente siempre: Depende completamente de nosotros si queremos vivir en un Paraiso o un infierno.

Cosas abominables son el rencor y la cólera

 

Ira durante una protesta
“Ira durante una protesta” por <a href=”https://en.wikipedia.org/wiki/en:David_Shankbone” class=”extiw” title=”w:en:David Shankbone”>David Shankbone</a> – <span class=”int-own-work” lang=”en”>Own work</span>, CC BY-SA 3.0, Link

El domingo pasado hablamos de la ingratitud del mal empleado que, después de recibir la misericordia de su rey, no mostro la misma piedad contra otra persona que le debía menos.
Y por eso recibió su castigo, bien merecido, por cierto.
De las lecturas del domingo, la primera es del libro del Eclesiástico, y nos trae un mensaje relacionado con lo escrito líneas arriba:

“Cosas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El Señor se vengará del vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados.
Perdona la ofensa de tu prójimo, y así, cuando pidas perdón, se te perdonarán tus pecados. Si un hombre guarga rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor?
El que no tiene compasión de su semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quién interceda por él?
Piensa en tu fin y deja de odiar, piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos.
Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la Alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas”.

Pascua 2020: Si me aman, cumplirán mis mandamientos

Imagen de la Santísima Trinidad
Imágen de la Santísima Trinidad, por www.ldm.lt, Public Domain, Link

La semana pasada, Jesús nos hablaba del círculo que representa que El está en Dios, y Dios está con El, formando uno solo. Ahora, dicho círculo crece, y nos abraza para que todos podamos ser parte de un solo cuerpo y un solo espíritu. ¡Ah! Pero tenemos que cumplir sólo una importante regla…

Dice el Evangelio de San Juan que Jesús les decía a sus discípulos:

“Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre, y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de verdad”.

De esta manera, Jesús se refiere que, a su partida, no estaremos solos, sino que el Espíritu Santo se quedará aquí, acompañándonos y guiándonos. Sin embargo, y desafortunadamente, no estará disponible para todo el mundo:

“En mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes”.

Para desdicha de muchos, aquellos que no ven, no conocen, o no siguen a Jesús, tampoco lo verán.

¡Y lo que es peor! ¡Muchos católicos y cristianos, también correrán con esa mala fortuna! Y todo por no seguir a Cristo.

“No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.
“El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”.

Yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes“, un círculo de amor y esperanza para todos nosotros. Teniendo a Dios y a Jesús de nuestro lado, ¿Qué nos puede pasar?

Lecturas del Domingo: Febrero 16, 2020 – Cumplir la Ley de Dios

Moisés bajando del monte Sina[i
“Moisés bajando del monte con los mandamientos”, por Rembrandt – The Yorck Project: 10.000 Meisterwerke der Malerei. DVD-ROM, 2002. ISBN 3936122202. Distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH., Public Domain, Link
La Ley de Dios. Los diez mandamientos. Cuando Moisés subió an Monte Sinaí y estuvo ahí por cuarenta días, recibió de Dios las tablillas con la Ley. Su pueblo, Israel, era bastante cabeza dura y constantemente le hacía la vida imposible al libertador.

La Ley era dura y dictaba la vida de los miembros del Pueblo de Dios. Y es que éste era un pueblo que necesitaba ser enderezado, pues constantemente se estaba desviando del camino correcto.

Pero La Ley misma, con el paso de los siglos, fue convirtiéndose en sólo un papel con letras, y las personas que estaba encargadas de interpretarla y ejecutarla –los fariseos y los escribas– poco a poco se fueron convirtiendo en abusadores que le sacaban provecho económico y social.

Esta semana escuchamos el Evangelio de San Mateo que nos dice este mensaje de Jesús a sus discípulos:

“No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
“Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie será llevado al fuego del lugar de castigo.
“Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra tí, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
“También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para tí ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.
“También se dijo antes: El que se divorcie, que le de a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio y el que se casa con una divorciada comete adulterio.
“Han oído ustedes decir que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; no’i por la tierra, que es donde Él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.
“Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga demás viene del maligno”.

Si tienes oídos, escucha.

El Crecimiento de la Iglesia fuera de la Ley Judía

Moisés y los mandamientos
“Moisés y los mandamientos”, por Philippe de ChampaigneWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Siempre hemos hablado de lo rigurosa que son las leyes originales otorgadas por Dios a Moisés, y que casi por mil quinientos años gobernaron directamente al pueblo Judío.

Después de la Resurrección de Jesús, y luego de muchos años de apostolado y enseñanzas de Pablo, muchos grupos de paganos –los que no conocían a Jesús– las leyes judías parecía excesivamente injustas, estrictas y fuera de tiempo.

Cuando Pablo habló de esta situación con unas comunidades, éstas explotaron violentamente, dejando en claro que no querían seguir siguiendo una cultura arcaica, que estaba muriendo poco a poco.

Pablo y Bernabé, en lugar de caer en las provocaciones, decidieron tomar el tema con los apóstoles, quienes enviaron una carta dirigida a esas comunidades, y en las que expresaron un verdadero cambio en la doctrina de la Ley de Moisés:

“El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias”.

Y así, el dominio que por más de 15 siglos había mantenido La Ley, comenzaba a desmoronarse, dando pie a La Palabra, el nuevo mensaje de amor de Jesús.

Lecturas del Domingo: Septiembre 2, 2018 – ¿Qué es lo que puede manchar al alma?

Las leyes de Moisés
Las leyes de Moisés, por un autor anónimo (Noord-Nederland) – View this work on the website of Museum Catharijneconvent, CC0, Link

Dice el Evangelio de hoy que Jesús, bastante enojado, les dijo a un grupo de fariseos y escribas:

“¡Qué bien lo profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: ´este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos´! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.

Para entender bien este enojo de Jesús, la primera lectura nos presenta a Moisés dándole al pueblo las leyes del Deuteronomio: uno de los libros que estipula más de 100 leyes que abarcan desde preparación de rituales, cómo deben comportarse los jerarcas, ley civil y código criminal. Es un grupo muy complejo de leyes que todavía hasta nuestro días tiene eco en muchas de nuestras cosas diarias.

Pero estas leyes, nos explicará después Moisés y con mayor detalle Jesús, fueron dadas porque los judíos que erraban para encontrar su tierra prometida, estaban haciendo infinidad de calamidades de todo tipo: desde abusos sexuales, fiestas completamente fuera de control, extorsiones, y muchas cosas malas mas. Había que poner un freno a toda esta vida loca.

Con el tiempo, estas leyes fueron haciéndose más estrictas y eran llevadas a la práctica de manera dura y sin separarse ni un ápice de lo que estaba escrito. Si la ley decía que no debía de darse más de un kilogramo de comida por cierta cantidad de dinero, y se daba de más, entonces los castigos era llevados a cabo severamente. Pero, como sabemos, el poder absoluto lleva a la corrupción, la mayoría de esta impartición de justicia era manejada por hombres que con el tiempo se corrompían y la impartían en formas injustas y sin igualdad. Entre los casos más recordados se encuentran las muertes de mujeres adúlteras por medio de pedradas.

Así, casi 800 años después de vivir con la Ley del Deuteronomio, el pueblo de Israel ve la llegada de Jesús, que empieza a traer un mandamiento nuevo que sobrepasa a todos los demás: Amarás a  a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

Volviendo a la escena del enojo de Jesús, estos son los detalles:

“En aquel tiempo se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: ´¿Por qué tus discípulos comen con las manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?´ (Los fariseos, y los judíos en general, no comen sin lavarse las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas)”.

Después del episodio, Jesús llamó a todos y les dijo:

“Escúchenme todos y entiéndanme: Nada que entre de fuera puede manchar al hombre, lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro”.

Y es verdad: todas las envidias, los corajes, los chismes, los deseos de muerte, los excesos por sexo, alcohol, drogas, y todas las demás cosas malas, no nos vienen de fuera, sino que salen de nosotros mismos. Tal vez puedas decir que las drogas nos rodean, que las condiciones pobres de la gente los orillan a hacer cosas malas; pero al final, es la decisión de uno mismo la que se da para cometer un delito o no. ¿Por qué hay muchos casos de gente joven que, habiéndose criado en el mismo ambiente de pobreza, uno de ellos se vuelve malhechor y el otro no?

Los judíos recibieron cientos de leyes para tratar de controlarlos, pero el verdadero control empieza con uno mismo, desde nuestra alma.

En esta semana que empieza, no nos fijemos en las mugre de las manos de los demás; más bien, limpiemos las manchas que hay en nuestro propio corazón.