La semana pasada, Jesús nos hablaba del cÃrculo que representa que El está en Dios, y Dios está con El, formando uno solo. Ahora, dicho cÃrculo crece, y nos abraza para que todos podamos ser parte de un solo cuerpo y un solo espÃritu. ¡Ah! Pero tenemos que cumplir sólo una importante regla…
Dice el Evangelio de San Juan que Jesús les decÃa a sus discÃpulos:
“Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre, y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el EspÃritu de verdad”.
De esta manera, Jesús se refiere que, a su partida, no estaremos solos, sino que el EspÃritu Santo se quedará aquÃ, acompañándonos y guiándonos. Sin embargo, y desafortunadamente, no estará disponible para todo el mundo:
“En mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes en cambio, sà lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes”.
Para desdicha de muchos, aquellos que no ven, no conocen, o no siguen a Jesús, tampoco lo verán.
¡Y lo que es peor! ¡Muchos católicos y cristianos, también correrán con esa mala fortuna! Y todo por no seguir a Cristo.
“No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sà me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel dÃa entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mà y yo en ustedes.
“El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mÃ, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
“Yo estoy en mi Padre, ustedes en mà y yo en ustedes“, un cÃrculo de amor y esperanza para todos nosotros. Teniendo a Dios y a Jesús de nuestro lado, ¿Qué nos puede pasar?