Durante las últimas semanas, hemos estado escuchando las lecturas del Evangelio de San Juan referentes a lo que sucedió después de la última cena. Hoy concluÃmos con la última parte del sermón de Jesús a sus discÃpulos, justo antes de ir al Huerto de JetsemanÃ, en donde horas después será aprehendido.
La semana pasada, al depedirse de ellos Jesús los animaba a seguir adelante con un mensaje de esperanza. Ahora, Jesús encomendará a Dios a todos aquellos que lo siguen y que lo aman:
“En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: ´Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y que por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna es que te conozcan a tÃ, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado´”.
En los pasados domingos, Jesús les ha estado diciendo a sus discÃpulos que él está por irse de este mundo, pero ellos no han entendido esta parte del mensaje. Ellos saben en su corazón que Jesús es el verdadero MesÃas, y Pedro lo ha aceptado como el verdadero Hijo de Dios. Pero para ellos, la simple idea de que Jesús sea aprehendido y muera, está lejos de toda lógica.
“Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifÃcame en tà con la gloria que tenÃa antes de que el mundo existiera.
“He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de tÃ, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salà de tà y creen que tú me has enviado.
“Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tu me diste, porque son tuyos. Todo lo mÃo es tuyo, y todo lo tuyo es mÃo. Yo he sido glorificado en ellos”.
Jesús no sólo está pidiendo por los discÃpulos, sino también por nosotros, sus seguidores en el futuro.
Y finalmente, Jesús se despide por última vez:
“Ya no estaré más en el mundo, pues voy a tÃ; pero ellos se quedan en el mundo”.
Jesús, ha existido desde el inicio del tiempo junto con Dios y el EspÃritu Santo. Después, todos nosotros, nuestros abuelos, padres, madres, hijos, nietos, etc. Todos vamos pasando por la Tierra en nuestra vida, y después, en nuestra muerte, si hemos sabido sequir a Jesús, tendremos la oportunidad de verlo otra vez en su gloria junto con Dios.
Pero esta vez, para siempre.