Dice el evangelio de esta semana que una noche, Pedro y otros discÃpulos estaban sentado a la orilla del mar de Galilea. Cansados tal vez, todavÃa ocultándose de los judÃos que querÃan aprenderlos, pero, ciertamente, fastidiados y aburridos. Ellos, hombres pescadores sin mucha instrucción escolar que sólo sabÃan trabajar duro, estaban ahora sin oportunidad de hacer nada, pues los estaban buscando.
Pedro les dijo que querÃa ir a pescar. En eso eran expertos, y como era de noche, el peligro era menor. Se hicieron a la mar, pero no encontraron nada.
Jesús se les apareció a la orilla, pero ellos no lo reconocieron. Les preguntó qué habÃan pescado, y cuando ellos le dijeron que nada, Jesús les dijo que tiraran la red a la derecha de la barca. Dice la escritura que no podÃan jalar la red de tantos pescados que pescaron.
Cuando sus ojos se abrieron y se dieron cuenta de que era Jesús, Pedro se ciñó la túnica (pues se la habÃa quitado probablemente por el calor de la época) y saltó de la barca y se fue nadando a la orilla para encontrarse con Jesús.
Luego, cuando la balsa estaba cerca:
“Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres”.
Pedro liderato de los doce más adelante. Jesús le dirá: “Apacienta mis corderos“, “Pastorea mis ovejas” y “Apacienta mis ovejas“, dándole el liderazgo de la Iglesia a él y a sus sucesores.
Pero, volviendo al relato original, ¿porqué 153 pescados? ¿Porqué un número tan preciso? Por que en ese entonces, eran 153 los pueblos que existÃan en la Tierra, y la lectura tiene el significado que le estaba dando la autoridad a Pedro sobre todos los pueblos para llevarlos a Jesús.