La Red de 153 Pescados

El llamado de Pedro y Santiago
“El llamado de Pedro y Santiago”, por Duccio di Buoninsegna – The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Public Domain, Link

Dice el evangelio de esta semana que una noche, Pedro y otros discípulos estaban sentado a la orilla del mar de Galilea. Cansados tal vez, todavía ocultándose de los judíos que querían aprenderlos, pero, ciertamente, fastidiados y aburridos. Ellos, hombres pescadores sin mucha instrucción escolar que sólo sabían trabajar duro, estaban ahora sin oportunidad de hacer nada, pues los estaban buscando.

Pedro les dijo que quería ir a pescar. En eso eran expertos, y como era de noche, el peligro era menor. Se hicieron a la mar, pero no encontraron nada.

Jesús se les apareció a la orilla, pero ellos no lo reconocieron. Les preguntó qué habían pescado, y cuando ellos le dijeron que nada, Jesús les dijo que tiraran la red a la derecha de la barca. Dice la escritura que no podían jalar la red de tantos pescados que pescaron.

Cuando sus ojos se abrieron y se dieron cuenta de que era Jesús, Pedro se ciñó la túnica (pues se la había quitado probablemente por el calor de la época) y saltó de la barca y se fue nadando a la orilla para encontrarse con Jesús.

Luego, cuando la balsa estaba cerca:

“Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres”.

Pedro liderato de los doce más adelante. Jesús le dirá: “Apacienta mis corderos“, “Pastorea mis ovejas” y “Apacienta mis ovejas“, dándole el liderazgo de la Iglesia a él y a sus sucesores.

Pero, volviendo al relato original, ¿porqué 153 pescados? ¿Porqué un número tan preciso? Por que en ese entonces, eran 153 los pueblos que existían en la Tierra, y la lectura tiene el significado que le estaba dando la autoridad a Pedro sobre todos los pueblos para llevarlos a Jesús.

 

El llamado a Pedro y a nosotros

El llamado de Pedro y Santiago
“El llamado de Pedro y Santiago”, por Duccio di Buoninsegna – The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Public Domain, Link

Esta semana, el común denominador de las lecturas es el llamado que Dios nos hace a nuestras vidas. El domingo pasado, le toco a Elías. Ahora, el llamado es para Pedro.

Pedro, que todavía se llamaba Simón, estaba con sus compañeros Santiago y Juan. Ellos eran pescadores, con muchos años de experiencia, y han pasado una ardua noche en la que no pescaron nada. Estos nos son improvisados, saben muy bien que pescando en la noche será menos el cansancio y las aguas son más calmadas, por lo tanto tienen más posibilidades de atrapar más peces. Pero este día, no es el caso.

Al día siguiente, Jesús está predicando a una considerable multitud de gente en la orilla. Como necesita más espacio, se sube a la barca de Simón le pide a él que la aleje un poco de tierra para así poder predicar con más espacio.

Al terminar, Jesús le dice a Simón:

“Lleva la barca mar adentro, y echen sus redes para pescar”.

Éste le replica suavemente: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero confiando en tu palabra, echaré las redes”.

Simón no ha visto todavía los milagros de Jesús. Posiblemente conoce algo de Él por los rumores del pueblo, pero sin duda ha quedado maravillado al escuchar la prédica en la orilla del mar. Y algo más importante: a pesar de que, por su experiencia sabe que no hay posibilidad de pescar nada, confía y tiene fe en Jesús.

El resultado es que Simón, Santiago y Juan han capturado gran cantidad de peces que las redes se empiezan a romper. Hay tantos animalitos que tienen que llamar a más pescadores para que les ayuden.

Simón queda estupefacto. Se siente humilde. Y, al igual que Isaías, cae de rodillas ante Jesús y exclama:

“¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”

Simón Pedro sabe muy bien que está ante un milagro, frente a algo que él mismo no puede explicar mas que por una razón fuera de los normal. y sabe muy bien que es Jesús quien lo ha efectuado. ya no lo llama “Maestro”, sino “Señor”.

Y ahora, Jesús le dice:

“No temas; desde ahora serás pescador de hombres”.

Simón Pedro, Santiago y Juan llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo, y lo siguieron.

Jesús nos manda el desafío de seguirlo. Y para poderlo hacer, se necesita que “lo dejemos todo”: las envidias, los vicios, las drogas, las malas compañías, esa relación que te está haciendo daño.

Ahora te toca a ti; revisa tu vida y ve qué te tiene atado para que no puedas seguir a Cristo. Una vez que te des cuenta, déjalo de lado y sigue a Jesús.