¿Alguna vez te has preguntad por qué casi todas las parábolas de Jesús hablan o comparan las acciones de la gente con los pastores de ovejas? El pastor era uno de los más humildes empleos que existÃan en la antigüedad. Por lo general, se trataba de las personas que estaban en los más bajos niveles económicos, y muchas veces eran relegados a lo más bajo de la escala social. Eran personas que fácilmente pasaban desapercibidas y eran poco consideradas por los demás.
Por eso resulta irónico que el Hijo de Dios escoja a este ser cómo el sÃmbolo de la guÃa de los hombres. ¿Por qué no mejor escoger a un general, o a uno de los sumos sacerdotes, o –por qué no– a un rey? ¿Acaso no son estas figuras mejores ejemplos de fuerza y autoridad?
Ciertamente lo son, pero en términos humanos. Para Dios, estos valores no tienen peso, lo que importa es el amor y el sacrificio, claramente representados por los humildes pastores, que hacen lo inimaginable por salvar la vida de sus rebaños. Ellos conocen muy bien a sus ovejas y saben cómo tratarlas. Las cuidan con amor y con mucha paciencia, y las ovejas los obedecen.
Pero, no todos los pastores son buenos, también los hay malos. En la primera lectura, escuchamos al profeta JeremÃas decir acerca de los malos lÃderes religiosos:
“Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado. Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los paÃses a donde las habÃa expulsado y las volveré a traer a sus pastos, para que ahà crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten. Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá”.
JeremÃas habló muy duro a los judÃos, y su prédica le trajo muchos enemigos. Desafortunadamente, el pueblo no escuchó y al final recibió un severo castigo, que duró más de una generación en sanar.
El Salmo de hoy
Tambien en este dÃa escuchamos el hermoso Salmo22:
“El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”.
¡Ah, el descanso del pastor en los más frescos y verdes prados después de un arduo dÃa de trabajo!
En el evangelio escuchamos que los apóstoles, después de andar por muchos pueblos haciendo milagros, son llamados por Jesús, quien les dice:
“Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco”.
El verdadero pastor llevando a sus ovejas a los verdes prados.
Los verdaderos y buenos pastores no necesitan de medallas o de riquezas. A ellos les basta con el amor para ser los guÃas de sus rebaños.