Hoy recordamos el milagro de la multiplicación de los panes y pescados para recordarnos que el Cuerpo de Cristo somos todo los que formamos su Iglesia.
Jesús se puso a predicar a una gran multitud, y en un determinado momento los discÃpulos le piden que despida a la gente, pues el lugar está muy apartado de la ciudad y es posible que las condiciones se pongan muy difÃciles pronto, pues se habla de miles de hombres.
Unas versiones mencionan 4,000 hombres, y el Evangelio de Juan menciona 5,000. Pero piensa que por cada hombre hay una mujer y tal vez un niño o niña. Pues hablamos ahora de casi 15,000 almas.
No hay comida. Jesús ordena que les den de comer, pero sólo hay 5 panes y dos pescados. Cuando se los traen, y después de dar gracias, comenzó a partir los panes y los pescados. Y todos comieron hasta saciarse, al grado de que hasta sobraron doce canastos. (Como nota aparte, 12 es uno de los números perfectos de la numerologÃa).
Los milagros de la multiplicación de comida no son nuevos en la Biblia. El profeta ElÃas multiplicó el pan de la pobre viuda que le dio alojamiento, y asà evitó que muriera de hambre con su hijo. Eliseo, el sucesor de ElÃas, lo hizo también, pero para alimentar a 100 personas.
¡Pero Jesús alimentó a más de 10,000! ¿Qué quiere decir esto? Para la gente del tiempo de Jesús, ElÃas representaba al más grande de los profetas, y lo ponÃan a la altura de Moisés. Cuando Nuestro Señor realiza el milagro para miles, a todos les queda claro que Jesús, no es un profeta mas. Si nos ponemos a pensar en la mentalidad de aquellos tiempos, y con la poca información que tenÃan, pues la idea que se estaba formando era de que este nuevo Jesús es alguien más importante.
Poco a poco conocerán que, en realidad, es el Hijo de Dios.