Lecturas del Domingo: Julio 26, 2020 – Las Riquezas de Dios

Parábola del tesoro escondido
Parábola del tesoro escondido, atribuida posiblemente a Rembrandt o a Gerard DouTrabajo propio, Yelkrokoyade, 20/07/2011, CC BY-SA 3.0, Link

Hoy es el décimo séptimo domingo del tiempo ordinario, y esta semana hablaremos de las riquezas, y de cuáles son las que en verdad valen la pena.

El Evangelio de hoy, tomado de San Mateo, nos habla de esta plática que Jesús tiene con sus discípulos:

“El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo.
“El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende todo cuanto tiene y la compra”.

Aquellos afortunados que encuentran el verdadero valor de las enseñanzas de Cristo Jesús en sus parábolas y enseñanzas, tienen la dicha de poseer el más grande tesoro al que podemos aspirar. Imaginemos que ya no es necesario pensar más en el dinero, o en el pago de la hipoteca o renta de la casa, o en conseguir un nuevo trabajo para ganar mas, etc.

Ahora, tratemos de hacerlo.

Completamente difícil ¿verdad? Y es que somos humanos. Nos preocupa el qué vamos a comer, dónde vamos a dormir, cómo lo haré para pagar mi deudas, y un sin fin de cosas más que nos desvían de buscar el significado de la Palabra de Dios.

No, no estamos diciendo que debemos ser irresponsables y olvidarnos de nuestros compromisos.

Pero, sí debemos darle su importancia correcta y no volverlos el único objetivo de la vida. El dinero no lo es todo, y el enfocar la existencia a generarlo es un grave error. Saber darle su dimensión con humildad y caridad es la forma correcta de llevar una vida sana y fructifera.

Sigue el Evangelio:

“También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores hechan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen lo buenos en canastos y tiran lo malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
“¿Han entendido todo esto? Ellos le contestaron: ‘Sí’. Entonces él les dijo: ‘Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas'”.

¿Han entendido todo esto?

Lecturas del Domingo: Julio 30, 2017 – Parábola del Tesoro Escondido

Parábola del tesoro escondido
Parábola del tesoro escondido, atribuida posiblemente a Rembrand o a Gerard DouTrabajo propio, Yelkrokoyade, 20/07/2011, CC BY-SA 3.0, Link

El Evangelio de hoy termina una serie de relatos de Jesús en parábolas. Durante las últimas tres semanas hemos escuchado cómo Jesús nos ha hablado de que El Reino de Dios no está reservado para los ricos y poderosos, sino para los más humildes.

Tres parábolas nos da hoy Jesús:

“El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende cuanto tiene y compra aquel campo.
“El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”.

Al encontrar la paz de Dios en su llamado y en su palabra, todo lo demás sale sobrando, no tiene importancia. El tesoro y la perla son esa paz… ¡qué no daríamos por alcanzar ese lugar y quedarnos ahí! Bueno, pues si estás dispuesto a dejar todo por Jesús, ¡entonces tienes reservado tu lugar!

Pero hay algo interesante en estas dos narraciones. En los domingo pasados, las narraciones de Jesús estaban orientadas a gente sencilla: pescadores, granjeros, campesinos. Ahora, Jesús nos trae sus enseñanzas con ejemplos de gente de mayor posición económica. El hombre que va y vende todo lo que tiene para comprar un campo, ciertamente tiene que tener posesiones materiales; y no se diga el mercader de perlas. ¿No es esta una contradicción a las lecturas pasadas?

La respuesta es No. Con estas parábolas, Jesús nos manda un mensaje para todos los tiempos: El reino de los cielos es para todos; todos tenemos la oportunidad de llegar a el. La pregunta es, ¿están dispuestos los ricos y poderosos a dejar todo cuanto tienen para alcanzar su propia salvación?

Esta es la última parábola del día.

“También se parece el Reino de los Cielos a la red que los pescadores hechan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en un canasto y tiran los malos.
“Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación”.

Y termina Jesús preguntando a sus discípulos, pero al mismo tiempo a todos nosotros en todos los tiempos: “¿Han entendido esto?“.