La Palabra del Miércoles 9 de Noviembre de 2022

Jesús corriendo a los mercaderes
Jesús corriendo a los mercaderes del templo, por By Andrey Mironov 777Own work, CC BY-SA 4.0, Link

Libro del Profeta Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.

Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.

Aquel hombre me dijo: “Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina”.

Evangelio según San Juan 2, 13-22

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?

Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Nuestra responsabilidad con nuestros hermanos

La visiones del profeta Ezequiel
“Las visiones del profeta Ezequiel” por por artista desconocido. Illustration by Matthaeus (Matthäus) Merian the elder (1593-1650) – http://www.biblical-art.com/artwork.asp?id_artwork=26660&showmode=Full From “L’Histoire du Vieux et du Nouveau Testament”, Nicolas Fontaine (author). Call Number at Pitts Theology Library: 1670Font., Public Domain, Link

En el Evangelio de este domingo pasado, escuchamos cómo Jesús nos dice que nosotros somos también responsables de nuestros hermanos.

El profeta Ezequiel, unos 600 años antes del nacimiento de Jesús, fue de los primeros en tener este encargo. La primera de las lecturas del domingo nos habla del llamado de Dios a este profeta:

“Esto dice el Señor: ‘A ti, hijo de hombre, te he constituido centinela para la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, tú se la comunicarás de mi parte'”.
“‘Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre, porque es malvado, y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a tí cuentas de su vida'”.
“‘En cambio, si tú lo amonestas para que deje su mal camino y él no lo deja, morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida'”.

Estamos en esta vida todos juntos. Aquí no existe uno sólo nada mas. Esta pandemia por la que pasamos nos lo ha enseñado y la Palabra de Dios y Jesús nos lo han predicho desde hace más de 2500 años.

Lecturas del Domingo: Julio 8, 2018 – Nadie es profeta en su tierra

La visiones del profeta Ezequiel
“Las visiones del profeta Ezequiel” por por unknown artist after illustration by Matthaeus (Matthäus) Merian the elder (1593-1650) – http://www.biblical-art.com/artwork.asp?id_artwork=26660&showmode=Full From “L’Histoire du Vieux et du Nouveau Testament”, Nicolas Fontaine (author). Call Number at Pitts Theology Library: 1670Font., Public Domain, Link

Este es un día de contradicciones. El rechazo de los nuestros, en todas sus expresiones, es el tema principal de las lecturas de hoy. Cuántas veces nos topamos con que nuestra propia comunidad –y hasta nuestra propia familia– no confían en nosotros, nuestros trabajos o acciones. Sin duda, el que nuestra propia gente no pueda reconocer nuestros logros, nos hace víctimas de sus prejuicios.

Esta terrible situación obviamente no es nueva, ha existido por miles de años, pero se repite día a día y aún así sigue siendo dolorosa. Hoy conoceremos cómo nuestras figuras religiosas también las sufrieron, no por morbosidad, sino para darnos cuenta de que en este dolor, todos tenemos que esforzarnos para salir adelante y progresar.

Primero escuchamos cómo el profeta Ezequiel es mandado por Dios a predicar en medio de su pueblo, de la misma gente que lo conoce y con quien ha vivido por años. ¿Qué es lo que podemos esperar de esta situación? Pues que el mismísimo pueblo que lo vio crecer y acogió por años ahora lo desprecia y hasta amenaza de muerte.

La dice Dios a Ezequiel:

“Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

¡Qué difícil ha de haber sido para Ezequiel! Pero estos son precisamente los momentos en que Dios nos pone pruebas para demostrar con nuestro ser, con nuestra mente, y con el valor de nuestra fé, tenemos que hacer frente y hacer la voluntad de Dios, a pesar de tener todo en contra.

Y eso de luchar contra las adversidades para poder llevar la Palabra de Dios se relata también en la segunda carta de san Pablo a los corintios, cuando el apóstol nos dice que por años “lleva clavada una espina en la carne, un enviado de Satanás” pero que la lleva con paciencia para no llenarse “de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido“.

Esta “espina”, según muchos estudiosos, se trata de la lepra, que san Pablo sufrió por todo el tiempo de su apostolado. Como él mismo lo dice, se trata de un enemigo que le ayuda a mantenerse humilde y sencillo, a pesar de que le ha pedido tres veces a Dios que le libre de ese mal.

Finalmente, en el evangelio, conocemos que cuando Jesús fue a su tierra junto con sus discípulos, se topo con mucho chisme y murmullo de parte de los que antes fueron sus vecinos y posiblemente sus amigos: “¿No es este el hijo del carpintero?”, “¿De dónde le viene esa sabiduría?“, y muchas otras cosas más, hirientes e incrédulas.

Es el mismo Jesús que nos dice que: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa“, y no pudo hacer ahí ningún milagro, sólo curo a algunos enfermos imponiéndoles las manos. “Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos“, termina la lectura.

Ezequiel, san Pablo y Jesús llevaron la Palabra de Dios a pesar de todos los contras que tuvieron que enfrentar. Este no es un trabajo sencillo, y no se le confiere a cualquiera. Pero con Fé, Amor, Esperanza y mucho trabajo duro, la recompensa es tan grande que no cabe en este mundo, y es sin duda el regalo más grande que tendremos de bienvenida en la vida eterna.

 

Lecturas del Domingo: Octubre 1, 2017 – Parábola de los dos hijos

Parábola de los dos hijos

Muchas veces renegamos a de la voluntad de nuestro Dios; sabemos cual es su voluntand, pero nos es difícil seguirla. Sin embargo, su misericordia es tan grande, que nos da la oportunidad para que pensemos y rectifiquemos nuestras acciones.

En la primera lectura, el profeta Ezequiel nos dice que:

“Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”

La clave es muy clara y sencilla: recapacitar y apartarse de lo malo. Pero, a veces esto no resulta tan obvio o tan fácil. Imaginemos a una persona que está cometiendo adulterio: al estar tan metido en su otra relación, no se da cuenta de que puede estar haciendo mal. En su cabeza pueden estar dando vueltas muchas ideas y justificaciones. Y mientras tanto, el tiempo sigue pasando.

No es sino que hasta que ocurre una situación inesperada –como un susto o sorpresa– que el inculpado o inculpada se dan cuenta de lo que están haciendo. Es ahí el momento que Dios nos da para rectificarnos antes de que sea demasiado tarde.

Jesús también nos habla de algo similar en su parábola del dueño de la viña y sus dos hijos :

“Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ´Hijo, ve a trabajar hoy en la viña´. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’ pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ´No quiero ir´, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”

Es aquí que tenemos cómo el arrepentimiento vuelve a mencionarse como la clave para nuestra propia salvación.

Jesús está dirigiéndose a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Ellos eran los “sabios” –ciertamente versados en todas las escrituras, pues las sabían de memoria– a quienes los habitantes tenían como autoridades morales. Pero eran corruptos, muchas veces injustos, y gustaban de vanagloriarse ante todos.

A la pregunta de Jesús, todos respondieron: “El segundo“.

Respuesta obvia y fácil, incluso para nosotros hoy en día. Pero, es interesante ver cómo Jesús impone su autoridad al hacerles preguntas para ponerlos a prueba, algo inusual y escandaloso en esos tiempos.

Jesús sigue su enseñanza cambiando su tono a uno más duro:

“Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron. Ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.

Los publicanos y las prostitutas se dan cuenta de sus errores y cambian. Ciertamente, es fácil ver quién está cumpliendo la voluntad del Señor.

¿Cuál de los dos hijos eres tú?

Lecturas del Domingo: Diciembre 4, 2016 – Juan el Bautista

Juan el Bautista por Anton Raphael Mengs - ngHjvgNHHmV4zA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link
Juan el Bautista por Anton Raphael MengsngHjvgNHHmV4zA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link

Juan el Bautista, el último profeta del pueblo Israelí. Han pasado casi 400 años y los Judíos no han tenido uno. Y ya no habrá otros profetas después de él.

El Evangelio de San Mateo nos habla de que Juan “usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre“.

¿Por qué dar estos detalles? La razón es que, desde casi 800 años antes, los profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel, hablan de la llegada del mesías, pero que será precedida por una “voz en el desierto, que vestirá pieles y que preparará el camino del Señor“.

De esta forma, Mateo confirma la veracidad de Juan, quien dentro de poco tiempo confirmará que Jesús es quien le precede y por quien “ni él mismo es digno de quitarle las sandalias“.

Sabemos que Juan tendrá un triste final, y que reconocerá a Jesús como el verdadero Mesías, y que aceptará que su figura vaya desapareciendo poco a poco para dar paso a nuestro Señor.

Jesús comentará de Juan: “Una lámpara radiante, de la cual todos ustedes serán dichosos por ser iluminados”.