Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, dice El Señor

Jonás el Profeta
El Profeta Jonás, por Miguel Angel – Public Domain, link.

Jonás

Jn 3, 1-10
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: “Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar“.

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida“.

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: “Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”.

Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Evangelio según San Lucas

Lc 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles:

“La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

 

Lecturas del Domingo 21 de Enero de 2024 – Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres

Imagen del Llamado de Pedro y Andrés
“El Llamado de Pedro y Andrés”, por Duccio di Buoninsegna – Public Domain, Link

Jonás

Jon 3, 1-5. 10
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: “Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar”.

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Salmo 24

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de su doctrina.
Tú eres nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Acuérdate, Señor, que son eternos
tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura,
acuérdate de nosotros.

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Porque el Señor es recto y bondadoso,
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
y descubre a los pobres sus caminos.

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Primera Carta del Apostol San Pablo a los Corintios

1 Cor 7, 29-31
Hermanos: Les quiero decir una cosa: la vida es corta. Por tanto, conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no compraran; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran de él; porque este mundo que vemos es pasajero.

Evangelio según San Marcos

Mc 1, 14-20
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.

Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

 

No endurezcan el corazón

La Prédica de San Pablo
La Prédica de San Pablo, por Joseph-Benoît Suvée – Public Domain, link.

Carta del Apostol San Pablo a los Romanos

Rom 1, 1-7
Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por Él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe para gloria de su nombre. Entre ellos, se cuentan también ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.

A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Evangelio según San Lucas

Lc 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles:

“La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

 

La Oración del Señor

Imagen de Jesús enseñando el Padre Nuestro a sus discípulos
Padre Nuestro, por James Tissot – Public Domain, Link

Jonas

Jon 4, 1-11
Jonás se disgustó mucho de que Dios no hubiera castigado a los habitantes de Nínive, e irritado, oró al Señor en estos términos: “Señor, esto es lo que yo me temía cuando estaba en mi tierra, y por eso me di prisa en huir a Tarsis. Bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo, lleno de paciencia y de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora, Señor, quítame la vida, pues prefiero morir a vivir“. Pero el Señor le respondió: “¿Crees que hay motivo para que te enojes?

Jonás salió de Nínive y acampó al oriente de la ciudad. Allí construyó una enramada y se sentó a su sombra, para ver qué pasaba con Nínive. Entonces, el Señor Dios hizo nacer una hiedra, que creció tan tupida, que le daba sombra y lo resguardaba del ardor del sol. Jonás se puso muy contento por la hiedra.

Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor envió un gusano, el cual dañó la hiedra, que se secó. Y cuando el sol ya quemaba, el Señor envió un viento caliente y abrasador; el sol le daba a Jonás en la cabeza y lo hacía desfallecer. Entonces Jonás deseó morir y dijo: “Prefiero morir a vivir“.

Entonces el Señor le dijo a Jonás: “¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?” Contestó él: “Sí, y tanto, que quisiera morirme“. Le respondió el Señor: “Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?“.

Salmo 85

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Ten compasión de mí,
pues clamo a ti, Dios mío, todo el día,
y ya que a ti, Señor, levanto el alma,
llena a este siervo tuyo de alegría.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Puesto que eres , Señor, bueno y clemente,
y todo amor con quien tu nombre invoca,
escucha mi oración
y a mi súplica da respuesta pronta.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Dios entrañablemente compasivo,
todo amor y lealtad, lento a la cólera,
ten compasión de mí,
pues clamo a ti, Señor, a toda hora.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Evangelio según San Lucas

Lc 11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos“.

Entonces Jesús les dijo:

“Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación”.

 

Muchas cosas te preocupan y te inquietan

Martha and Mary
“Jesús en la casa de Marta y María”, por Johannes Vermeer -Public Domain, link.

Jonás

Jon 3, 1-10
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: “Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar“.

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida“.

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: “Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos“.

Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Evangelio según San Lucas

Lc 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude“.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará“.

 

Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?

El buen samaritano
Compasión en acción: El buen samaritano, por G. Conti – Accascina, Public Domain, Link

Jonás

Jon 1, 1–2, 1. 11
El Señor le dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay, y le dijo: “Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predica en ella que su maldad ha llegado hasta mí“.

Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor, y llegó a Jafa, donde encontró un barco que salía para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para dirigirse a Tarsis, lejos del Señor.

Pero el Señor desencadenó un gran viento sobre el mar y provocó una tormenta tan fuerte, que el barco estaba a punto de naufragar. Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar cada uno a su dios. Luego echaron al mar la carga para aligerar la nave.

Mientras tanto, Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente. El capitán se le acercó y le dijo: “¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu Dios, a ver si Él se compadece de nosotros y no perecemos“.

Luego se dijeron unos a otros: “Echemos suertes para ver quién tiene la culpa de esta desgracia“. Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron: “Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia, cuál es tu oficio, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres“.

Él les respondió: “Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra“. Entonces aquellos hombres tuvieron mucho miedo y le dijeron: “¿Por qué has hecho esto?” Pues él acababa de decirles que iba huyendo del Señor. Y como el mar seguía encrespándose, le preguntaron: “¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se calme?” El les respondió: “Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se calmará, pues sé que por mi culpa les ha sobrevenido esta tormenta tan fuerte“.

Los hombres se pusieron a remar para alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía encrespándose en torno a ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo: “Señor, no nos hagas morir por culpa de este hombre ni nos hagas responsables de la muerte de un inocente, ya que es clara tu voluntad“.

Entonces levantaron a Jonás y lo arrojaron al mar y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor; le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas.

Dispuso el Señor que una ballena se tragara a Jonás, el cual estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches. Entonces el Señor le ordenó a la ballena que vomitara a Jonás en tierra firme.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
R. Aleluya.

Evangelio según San Lucas

Lc 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo“. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás“.

El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo:

“Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso‘.

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?” El doctor de la ley le respondió: “El que tuvo compasión de él“. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo“.

La Palabra del Miércoles 1 de Marzo de 2023

Reina de Sabá
La visita de la Reina de Sabá, por Edward Poynter – Art Gallery of New South Wales, Public Domain, Link

Libro de Jonás

Jn 3, 1-10
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo:

“Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar”.

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: “Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”.

Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Evangelio según San Lucas

Lc 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles:

“La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

 

La Palabra del Lunes 10 de Octubre de 2022

Hagar y su hijo
“Agar y el ángel en el desierto”, por Francesco Cozza – Geheugen van Nederland : Home : Info : Pic, Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31–5, 1

Hermanos: Dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la mujer que era esclava y el otro de la que era libre. El hijo de la esclava fue engendrado según las leyes naturales; el de la libre, en cambio, en virtud de la promesa de Dios.

Esto tiene un sentido simbólico. En efecto, las dos mujeres representan las dos alianzas: Agar representa la del monte Sinaí, que engendra esclavos y es figura de la Jerusalén de aquí abajo. Por el contrario, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre. A este respecto dice la Escritura: Regocíjate tú, la estéril, la que no das a luz; rompe a cantar de júbilo, tú, la que no has sentido los dolores del parto; porque la mujer abandonada tendrá más hijos que aquella que tiene marido.

Así pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

Evangelio según San Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles:

“La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás’’.

Lecturas del Domingo: Enero 28, 2018 – Escuchen hoy la Voz del Señor

Exorcismo en la sinagoga de Cafarnaúm
Exorcismo en la sinagoga de Cafarnaúm, por Unknown – Scan aus: Rudolf Lehr –- Landes-Chronik Oberösterreich, Wien: Verlag Christian Brandstätter 2004 S. 79 ISBN 3-85498-331-X, Public Domain, Link

Desde el inicio del año hemos estado leyendo cómo Dios nos llama de diferentes formas y qué es lo que debemos hacer. Primero leímos que al profeta Daniel Dios le hablaba mientras dormía, y luego nos estremecimos con la historia de Jonás, el profeta, que al principio no quería ir a la ciudad pecadora de Nínive a predicar la Palabra.

Ahora, primero escuchamos a Moisés que, en forma profética, le dice a su pueblo que vendrá un profeta al que deben escuchar, y quien lo ignore, tendrá un castigo duro, grave. Obviamente, ese “profeta” es nada más y nada menos que Jesús.

Y hasta el Salmo responsorial (Salmo 94), nos llama a la misma reflexión: “Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: ´No endurezcan su corazón´”.

Todo esto es para prepararnos para la lectura del Evangelio, que nos presenta a Jesús de una manera un poco diferente a como estamos acostumbrados: Con una voz firme y de mucha autoridad se presenta en una sinagoga y se pone a enseñar y a hablar de la Palabra de Dios. Esta presentación marca el inicio del ministerio público –enseñanzas al pueblo en general– de Jesús.

El pueblo está desconcertado, pues los escribas –los estudiosos de la ley—siempre les han hablado en términos muy complejos, difíciles de entender. Y Jesús viene a romper el molde con explicaciones fáciles y llenas de detalles para que no quede duda del mensaje.

El episodio hace una pausa cuando un grupo de gente le lleva a un sujeto que está poseído por un espíritu inmundo, o sea un demonio. Obviamente, ese espíritu sabe quién es Jesús y lo reconoce. El pobre sujeto poseído no es más que un muñeco haciendo la voluntad del intruso, y con gritos se dirige al Hijo de Dios: “¿Qué quieres tú con nosotros Jesús de Nazaret?, ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.

Por donde quiera que lo veamos, esta narración es un poco aterradora: en efecto, las posesiones existen. Y, es cierto, los demonios reconocen a Dios, a Jesús, y a sus siervos, de manera inmediata, y también les temen.

Jesús le ordenó al demonio: “¡Cállate y sal de ahí!

Y con esa autoridad, el intruso se salió del cuerpo del hombre, pero no en forma quieta, sino dando un alarido y sacudiéndolo con violencia.

Sin duda, mucha de la gente que fue testigo de este acontecimiento no entendieron lo que acababa de suceder y el diálogo que se presentó. Ciertamente, tampoco han de haber entendido la importancia de lo que estaba pasando para las generaciones venideras. Aún para los apóstoles esto debió haber parecido no otra cosa mas que un espectáculo de efectos especiales. Recordemos, sus ojos aún no estaba abiertos a la Palabra.

El espíritu inmundo, sin embargo, reveló una gran verdad: Que Jesús es el Santo de Dios, y que tiene autoridad sobre todas las vidas y espíritus.

Ante estas enseñanzas agradezcamos que nos encontramos en una era en que los ojos se nos han abierto, que la Palabra ya está con nosotros, y que el mensaje de Cristo vive día con día.

Lecturas del Domingo: Enero 21, 2018 – No escapes del llamado de Dios

Jonás es tragado por el gran pez
Jonás es tragado por el gran pez, por Pieter LastmanIAFT8IfCTfplRQ at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link

El día de hoy seguimos en la misma línea del llamado de Dios y cómo es que no debemos ignorarlo. La semana pasada escuchábamos cómo Samuel era llamado por el Señor, pero no sabía qué era lo que estaba pasando. Gracias a su mentor, Elí, comprendió cómo debía poner atención al llamado.

Esta semana, en la primera lectura, tenemos al profeta Jonás, quien en un momento tuvo miedo de seguir las órdenes de Dios de ir a predicar a la ciudad de Nínive (¿Has escuchado el episodio de cuando Jonás fue comido por una ballena? pues fue por haberse rehusado la primera vez a predicar en este pueblo, pero eso lo veremos después). Pero, ahora las cosas son diferentes. Dios le ha vuelto a pedir que vaya a Nínive y predique ahí. Ahora bien, Nínive es un pueblo difícil: es grande y extremadamente populoso, y bastante pecador. La lectura nos dice que es una ciudad tan grande que tomaría tres días para recorrerla, e históricamente sabemos que tiene aproximadamente 120,000 personas.

Imagínate ir a una ciudad así, tan grande y seguramente tan cosmopolita, e ir al centro de la plaza principal y comenzar a gritar que todos son un pueblo pecador, que se aparten del mal o sufrirán las consecuencias. Seguramente, en nuestros días lo hubieran mandado arrestar. En ese entonces eran un poco más duros: lo hubieran mandado sacar de la ciudad y tal vez ser apedreado hasta la muerte.

Jonás esta vez no tuvo miedo e hizo lo que le pidió Dios. Alertó al pueblo de que si no se aplacaban de sus malos hábitos, Dios destruiría la ciudad en 40 días.

Pero el pueblo no lo sacó o apedreó. Al contrario, los ninívitas creyeron, y comenzaron a hacer ayunos y otros sacrificios, los cuales Dios vió y se agradó en ellos. Eso fue suficiente para que Dios cambiara de parecer y Nínive se salvara.

Así, no tengas miedo cuando escuches el llamado de Dios de: no seguir con esa malas compañías, de no robar, de salirte de ese mal negocio que te está rodeando, de no romper ese matrimonio, y mucho más.

No tengas miedo de hacer lo correcto, pues lo bueno es de agrado a Dios y el te recompensará.