Lecturas del Domingo: Nada que entre de fuera puede manchar al hombre

fariseos siendo regañados por Jesús
Jesús dirigiéndose a los fariseos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2008, 00.159.209_PS2.jpg, Public Domain, Link

Hoy es el vigésimo segundo Domingo del Tiempo Ordinario.

Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar.

No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, los pueblos se dirán: ‘En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente’.

Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?’’.

Salmo Responsorial

Salmo 14

R. (1a) ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente
y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras
y con su lengua a nadie desprestigia. R.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo
ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados
pero honra a quienes temen al Altísimo. R.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura
y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes,
ése será agradable
a los ojos de Dios eternamente. R.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

Carta del Apostol Santiago  1, 17-18. 21b-22. 27

Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.

Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.

Evangelio de San Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?” (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).

Jesús les contestó: “¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.

Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”.

Lecturas del Domingo: Febrero 7, 2021 – De la enfermedad y el agradecimiento

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus discípulos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, Link

Nuestros cuerpos no son perfectos. Con el tiempo, son presa de enfermedades, accidentes, y otros males.

Pero, cuidado con los que reniegan preguntando porqué Dios nos manda enfermedades y males.

Que quede claro: en muchas de las ocasiones, nosotros mismos nos buscamos esas enfermedades y esos males. Diabetes: ¿No será que llevas una mala dieta? Accidente en el trabajo: ¿No será que no seguiste los procedimientos de seguridad? Cáncer: ¿Y ese hábito de fumar?

Y otras veces, las enfermedades y los accidentes en sí, son eventos para no olvidarnos de Dios. Presta atención a tu alrededor y a tu contexto, antes de que ataques a Dios mismo. ¿No será que te estabas apartando de Él?

San Marcos, en el Evangelio de hoy, nos habla de este tema:

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: “Todos te andan buscando”. Él les dijo: “Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido”. Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.

Dos reflexiones podemos tomar de esta lectura: Primero, las enfermedades, los accidentes y las maldades nos pueden ocurrir a todos. Pero, por muy grande que sean, NADA pueden contra el poder de Dios a través de Cristo Jesús. Pon tu fé en Él, y podrás salir de ese mal.

Y segundo, ¿Qué hizo la suegra de Simón una vez que recuperó su salud? Se puso a servirles; o sea, debemos ser agradecidos con Dios y Jesús una vez que pasamos por esas duras pruebas de la vida. Una visita de agradecimiento a la iglesia, una dádiva más generosa, ayudar a más gente pobre y enferma, una llamada a esa persona que está sola y lejos.

El Poder de Dios a través de Cristo Jesús no tiene pared que lo pueda detener, pues ni la muerte puede con Él.

Lecturas del Domingo: Enero 24, 2021 – Lo dejaron todo

Pescador
Pescador anónimo Charles Napier Hemyoil on canvas 46 × 61 cm (18.1 × 24 in), Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4843747

Hoy es el tercer domingo del tiempo ordinario, y en el Evangelio de San Marcos, escucharemos una variación del primer encuentro de Jesús con Andrés y su hermano Simón –Pedro– de la que nos narró San Juan la semana pasada. Pero el mensaje es el mismo y la Palabra, igual de poderosa.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio“.
Caminaba Jesús por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres“. Inmediatemente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

El llamado de Dios es muy poderoso. El llamado de Dios es muy suave y gentil.

Nuestro amor a Dios es mayor que el que le debemos a nuestros padres, a nuestro trabajo, a nuestros amigos. Marcos nos habla de pescadores, personajes de los más humildes en el antiguo Israel. Santiago y Juan estaban trabajando, junto a sus compañeros y a su padre. Y dejaron todo por seguir a Jesús.

En nuestra cultura Hispana, esto es inconcebible, pues tenemos muy arraigaida la definición de familia en nuestras vidas. Pero Jesús nos indica aquí que el llamado de Dios es mayor que todo lo que nos rodea, y debemos estar listos para seguirlo y dejar todo por su Palabra.

Y la Palabra es la Sabiduría para vivir en paz con Dios. Es ley para sabernos gobernar. Es el amor para vivir todos juntos.

Seguir la Palabra de Dios no es fácil, pues a veces tenemos que sacrificar amigos, trabajo y hasta la familia. Pero, la recompensa es la Vida Eterna.

Lecturas del Domingo: Marzo 8, 2020 – Escúchenlo

La transfiguración de Jesús
La Transfiguración, por Carl Blochhttp://www.1st-art-gallery.com/Carl-Heinrich-Bloch/The-Transfiguration.html, Public Domain, Link

Del Evangelio de San Mateo, tenemos una de las narraciones más impresionantes de las Sagradas Escrituras, en la cual se relata la transformación de nuestro Señor Jesús en luz sobre los apóstoles Pedro, Santiago y Juan:

“En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron frente a ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.
“Entonces Pedro le dijo a Jesús: ‘Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
“Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: ‘Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo’. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: ‘Levántense y no teman’. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.
“Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: ‘No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos'”.

¿Qué significa todo esto?

  • Primero, estamos hablando de una epifanía, un evento sobrenatural de manifestación de Dios.
  • Segundo, Jesús se manifiesta como el verdadero Hijo de Dios al iluminarse sus ropas intensamente y cambiar su aspecto. Ahora, ya no sólo es un hombre,
  • Tercero, se aparecen Elías y Moisés conversando con Jesús. Ellos dos representan lo mas importante del pueblo judío en ese entonces: Elías, el mayor de los profetas, y Moisés, representante de la Ley. Al mencionarlos, Jesús demuestra al pueblo de Israel que Él está su mismo o más alto nivel, asentando su autoridad.
  • Cuarto, las imperfecciones de la humanidad: Pedro dice inocentemente: “Maestro, ¡qué bueno sería quedáramos aquí! hagamos tres chozas”. Con esto, Pedro –que nos representa a todos–  insinúa que sólo ellos tres (Pedro, Santiago y Juan) se queden ahí con Jesús, Moisés y Elías. Ni siquiera se acuerda del resto de sus compañeros, y ni qué decir del resto del mundo. ¡Ay, los humanos que quieren todo para ellos solos!
  • Y, finalmente, la voz de Dios que sale de entre las nubes para volver a reivindicar a Jesús como el verdadero Hijo de Dios.

La narración de la transfiguración de Jesús es uno de los eventos más importantes de los evangelios, y que nos demuestran la verdad de la vida de Jesús y su influencia en nuestras vidas.

Lecturas del Domingo: Enero 26, 2020 – Síganme y los haré pescadores de hombres

El llamado de Pedro y Santiago
“El llamado de Pedro y Santiago”, por Duccio di Buoninsegna – The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Public Domain, Link

Tercer domingo del tiempo ordinario. Jesús comienza su prédica pública de conversión y a elegir al grupo de los doce. Dice el Evangelio de San Mateo:

“Al enterarse Jesús de que Juan el Bautista había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:
‘Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció’.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: ‘Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos’.
“Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: ‘Síganme y los haré pescadores de hombres’. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando en seguida la barca y a su padre, lo siguieron.
“Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia”.

Cuando recibas el llamado de Dios, no lo pienses dos veces. Cuando Jesús te llame, síguelo sin importar el trabajo, la familia o los amigos. Cuando Dios te llama, es por que en verdad te necesita.

El llamado a Pedro y a nosotros

El llamado de Pedro y Santiago
“El llamado de Pedro y Santiago”, por Duccio di Buoninsegna – The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Public Domain, Link

Esta semana, el común denominador de las lecturas es el llamado que Dios nos hace a nuestras vidas. El domingo pasado, le toco a Elías. Ahora, el llamado es para Pedro.

Pedro, que todavía se llamaba Simón, estaba con sus compañeros Santiago y Juan. Ellos eran pescadores, con muchos años de experiencia, y han pasado una ardua noche en la que no pescaron nada. Estos nos son improvisados, saben muy bien que pescando en la noche será menos el cansancio y las aguas son más calmadas, por lo tanto tienen más posibilidades de atrapar más peces. Pero este día, no es el caso.

Al día siguiente, Jesús está predicando a una considerable multitud de gente en la orilla. Como necesita más espacio, se sube a la barca de Simón le pide a él que la aleje un poco de tierra para así poder predicar con más espacio.

Al terminar, Jesús le dice a Simón:

“Lleva la barca mar adentro, y echen sus redes para pescar”.

Éste le replica suavemente: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero confiando en tu palabra, echaré las redes”.

Simón no ha visto todavía los milagros de Jesús. Posiblemente conoce algo de Él por los rumores del pueblo, pero sin duda ha quedado maravillado al escuchar la prédica en la orilla del mar. Y algo más importante: a pesar de que, por su experiencia sabe que no hay posibilidad de pescar nada, confía y tiene fe en Jesús.

El resultado es que Simón, Santiago y Juan han capturado gran cantidad de peces que las redes se empiezan a romper. Hay tantos animalitos que tienen que llamar a más pescadores para que les ayuden.

Simón queda estupefacto. Se siente humilde. Y, al igual que Isaías, cae de rodillas ante Jesús y exclama:

“¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”

Simón Pedro sabe muy bien que está ante un milagro, frente a algo que él mismo no puede explicar mas que por una razón fuera de los normal. y sabe muy bien que es Jesús quien lo ha efectuado. ya no lo llama “Maestro”, sino “Señor”.

Y ahora, Jesús le dice:

“No temas; desde ahora serás pescador de hombres”.

Simón Pedro, Santiago y Juan llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo, y lo siguieron.

Jesús nos manda el desafío de seguirlo. Y para poderlo hacer, se necesita que “lo dejemos todo”: las envidias, los vicios, las drogas, las malas compañías, esa relación que te está haciendo daño.

Ahora te toca a ti; revisa tu vida y ve qué te tiene atado para que no puedas seguir a Cristo. Una vez que te des cuenta, déjalo de lado y sigue a Jesús.

Lecturas del Domingo: Octubre 21, 2018 – El que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus discípulos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, Link

“Se acercaron a Jesús, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y le dijeron: ´Maestro, queremos pedirte que nos concedas lo que vamos a pedirte´, Él les dijo: ´¿Qué es lo que desean? Le respondieron: ´Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria´”.

Es interesante ver que, incluso con los seguidores más cercanos de Jesús, existía desde un principio la envidia y la vanidad: unos quieren ser más que los otros, y no importa lo que tengan que hacer, incluyendo ir y hablar directamente con el jefe para pedir un aumento o un ascenso.

Siempre hemos pensado que en nuestra actual cultura de trabajo debemos ser competitivos: premiamos, aplaudimos y admiramos a aquellos que son audaces y hacen cosas grandes en el trabajo, y menospreciamos a los flojos y a aquellos que no tienen iniciativa.

En el caso de Juan y Santiago, su audaz movimiento de pedir a Jesús estar a sus lados en el tiempo de la gloria, les trajo como consecuencia el enojo y furia de los otros apóstoles, quienes les mostraron su indignación al grado de que Jesús les llamó a todos y les dijo:

“Ya saben que los jefes de las naciones les gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos los oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del Hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.

Que quede claro, Jesús no sanciona al emprendedor, sino al avaricioso. Hay una línea fina entre realizarse como persona en el trabajo y en la vida, y el querer todo y no ayudar a los demás. Jesús no nos dice que está mal que queramos más, siempre y cuando no nos olvidemos de los otros.

Humildad en el servicio. Cuando estás creciendo profesionalmente, o en tu negocio, o en tu educación, ayuda a los demás, cuando estés arriba en alguna posición de importancia, acuérdate de los otros que están por debajo de ti.

En tu negocio, no exprimas a tus empleados y ayúdalos, no sólo con el pago de lo que dice la ley que es justo, sino siempre un poco más.

Y en la escuela, recuerda a los otros compañeros que no son tan inteligentes como tú. Ayúdalos con tutoría y apoyo.

 

Lecturas del Domingo: Septiembre 16, 2018 – El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz, y que me siga.

Cristo cargando su cruz
“Cristo cargando su cruz” por Sebastiano del Piombohttp://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/cristo-con-la-cruz-a-cuestas-sebastiano-del-piombo/, Public Domain, Link

Paciencia y fe, en esas dos palabras pueden resumirse las lecturas de hoy. Primero, Isaías nos dice que el llamado de Dios no siempre es fácil de seguir y de soportar:

“El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me estiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y de los salivazos”.

Isaías sufrió mucho llevando la palabra de Dios a muchos lugares donde no era ni bien recibido ni tolerado. Sufrió tanto que se le ha llegado a conocer como “el profeta del sufrimiento”.

Pero su mensaje es de paciencia y fe en el Señor, pues él no perdió la esperanza de que Dios le daría la mano en sus problemas:

“Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”.

¿Y la fe? En la segunda lectura, nos dice el profeta Santiago:

“Hermanos, de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras?, ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?”.

Quizá alguien podría decir:

“Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver cómo, sin obras, me demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe”.

Finalmente, en el Evangelio de hoy, Jesús nos hace un resumen de las dos cualidades de hoy en una de sus enseñanzas en el área de Cesarea de Filipo:

“El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz, y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”.

 

Muchas veces pensamos que nuestros problemas no tienen solución. Por más que pensamos y buscamos alguna salida, no la encontramos. Recordemos que lo primero que tenemos que hacer es tener paciencia y con fe esperar la justicia de Dios, que se dará a su tiempo. Tiempo. Con el tiempo las cosas se van dando por sí solas y las piezas van cayendo una por una para resolver el rompecabezas de nuestras dificultades.

Es increíble que, en un momento dado, la solución simplemente se presenta ante nosotros como una mariposa posándose sobre una flor.

Fe. Paciencia.

Lecturas del Domingo: Septiembre 9, 2018 – ¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

Jesús sanado al sordo y tartamudo
Jesús sanado al sordo y tartamudo

¿Para quién es el reino de los cielos? Obviamente, no lo es para los ricos estirados que se la pasan presumiendo sus riquezas. Pero, eso no quiere decir que por el sólo hecho de ser pobre se tiene ganado el paraíso.

Este día, tenemos la inusual circunstancia de que la segunda lectura no es un pasaje de las actas de San Pablo o de las muy poco mencionadas cartas de San Pedro. No, hoy tenemos el gusto de escuchar al apóstol Santiago. Y es precisamente él quien nos dice:

“Supongamos que entran al mismo tiempo en su reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: ´Tú, siéntate aquí, cómodamente´. En cambio, le dicen al pobre: ´Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies´. ¿No es eso tener favoritismos y juzgar con los criterios torcidos?
“Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman?”.

¡Ajá! ¡Ahí está la clave! “Herederos del reino que prometió a los que lo aman“. No sólo basta ser pobre, o no es el único requisito para entrar al reino de Dios. Hay que amar a Dios. Y entendamos, Dios está en todos nosotros, y en todas sus obras. Así pues, amar a Dios es la clave, y no los torcidos criterios de nuestra vida diaria.

Ahora, imaginemos cuando alguna persona con alguna deficiencia física o mental se nos acerca para pedirnos dinero, ayuda, o simplemente comprensión. ¿Le hacemos un mal gesto, un desaire?

Dice el evangelio de hoy que cuando Jesús estaba en la región de Decápolis, le llevaron un hombre sordo y tartamudo. ¿Quién lo llevaba? La lectura sólo dice que “le llevaron”, pero no dice cuántos o quiénes. Pero es gratificante saber que eran varias personas, entre ellas tal vez los padres, o hermanos, o amigos. Lo interesante es que sabemos que eran varios que se preocupaban por él.

Por eso es tan importante la oración entre muchos, para pedir por la salud de nuestros familiares y amigos. Solos no podemos llegar a Dios.

Dice la lectura que Jesús “lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en las orejas y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo suspiró y dijo: ´¡Effetá!´(que quiere decir ´¡Ábrete!´). Al momento se le abrieron los oídos y empezó a hablar sin dificultad”.

Jesús no tuvo repugnancia o aversión del sordo tartamudo. Lo toco en sus oídos y en su lengua, algo que para muchos de nosotros hubiera causado asco o repugnancia. Pero es Jesús de quien hablamos, y quien no tiene en ayudar a quien lo necesita, y no se fija si está vestido con ropas lujosas, o si tiene un anillo de oro, sino en el pobre que le es llevado por la intersesión de los demás.

El hombre mudo y tartamudo representa a las millones de personas que viven en soledad, que necesitan de alguien que les ayude a llegar Jesús.

No juzguemos a los demás por su apariencia o condición económica. Es cierto, tenemos cientos o hasta miles de años de “entrenamiento” en base a las riquezas o cosas bonitas. Pero está en nuestro corazón el saber entrenarnos para brincar esas barreras y saber “ver” lo que verdaderamente vale a Jesús.

Es cuestión de irnos entrenando poco a poco y así aprenderemos a encontrar a Jesús en todos los demás.

Lecturas del Domingo: Febrero 25, 2018 – Este es mi hijo amado, escúchenlo

La transfiguración de Jesús
La Transfiguración, por Carl Blochhttp://www.1st-art-gallery.com/Carl-Heinrich-Bloch/The-Transfiguration.html, Public Domain, Link

Este año, el relato de la Transfiguración de Jesús viene más temprano que en ocasiones anteriores.

Hemos hablado de este tema en otras oportunidades, pero hoy tiene singular importancia porque ocurre durante la Cuaresma y, aunque el mensaje es el mismo, siempre encontramos algo nuevo que nos da fortaleza.

Sabemos que después de que el rostro y las vestiduras de Jesús se vuelven “más blancos que la nieve”, el Hijo de Dios se aparece con Elías y Moisés a sus lados, y en ese momento se escucha una fuerte voz desde el cielo que dice: “Este es mi Hijo Amado; escúchenlo”.

El mensaje de esta poderosa voz –la Voz de Dios– no es sólo para a Pedro, Santiago y Juan, los apóstoles que acompañaban a Jesús en el monte, sino que es para toda la humanidad en todos los tiempos: “Escúchenlo”.