Lecturas del Domingo: Marzo 1o, 2020 – No sólo de pan vive el hombre

Jesús en el desierto
“Jesús en el desierto”, por Ivan KramskoiGoogle Cultural Center, Public Domain, Link

¿En qué se basa la cuaresma para los católicos y cristianos? ¿Cuál es su significado? Hoy es el primer domingo de cuaresma y para comprender mejor este período, recordemos que son los cuarenta días antes del Domingo de Resurrección, nuestra celebración de que Jesucristo venció a la muerte resucitando después de ser crucificado.

Pero, antes de que Jesús empezara su vida pública, sucedió el siguiente evento, narrado hoy en el Evangelio de San Mateo:

“En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: ‘Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes’. Jesús le respondió: ‘Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’.
“Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: ‘Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna’. Jesús le contestó: ‘También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios’.
“Luego, lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: ‘Te daré todo esto si te postras y me adoras’. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás’.
“Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle”.

 

Lecturas del Domingo: Julio 8, 2018 – Nadie es profeta en su tierra

La visiones del profeta Ezequiel
“Las visiones del profeta Ezequiel” por por unknown artist after illustration by Matthaeus (Matthäus) Merian the elder (1593-1650) – http://www.biblical-art.com/artwork.asp?id_artwork=26660&showmode=Full From “L’Histoire du Vieux et du Nouveau Testament”, Nicolas Fontaine (author). Call Number at Pitts Theology Library: 1670Font., Public Domain, Link

Este es un día de contradicciones. El rechazo de los nuestros, en todas sus expresiones, es el tema principal de las lecturas de hoy. Cuántas veces nos topamos con que nuestra propia comunidad –y hasta nuestra propia familia– no confían en nosotros, nuestros trabajos o acciones. Sin duda, el que nuestra propia gente no pueda reconocer nuestros logros, nos hace víctimas de sus prejuicios.

Esta terrible situación obviamente no es nueva, ha existido por miles de años, pero se repite día a día y aún así sigue siendo dolorosa. Hoy conoceremos cómo nuestras figuras religiosas también las sufrieron, no por morbosidad, sino para darnos cuenta de que en este dolor, todos tenemos que esforzarnos para salir adelante y progresar.

Primero escuchamos cómo el profeta Ezequiel es mandado por Dios a predicar en medio de su pueblo, de la misma gente que lo conoce y con quien ha vivido por años. ¿Qué es lo que podemos esperar de esta situación? Pues que el mismísimo pueblo que lo vio crecer y acogió por años ahora lo desprecia y hasta amenaza de muerte.

La dice Dios a Ezequiel:

“Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

¡Qué difícil ha de haber sido para Ezequiel! Pero estos son precisamente los momentos en que Dios nos pone pruebas para demostrar con nuestro ser, con nuestra mente, y con el valor de nuestra fé, tenemos que hacer frente y hacer la voluntad de Dios, a pesar de tener todo en contra.

Y eso de luchar contra las adversidades para poder llevar la Palabra de Dios se relata también en la segunda carta de san Pablo a los corintios, cuando el apóstol nos dice que por años “lleva clavada una espina en la carne, un enviado de Satanás” pero que la lleva con paciencia para no llenarse “de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido“.

Esta “espina”, según muchos estudiosos, se trata de la lepra, que san Pablo sufrió por todo el tiempo de su apostolado. Como él mismo lo dice, se trata de un enemigo que le ayuda a mantenerse humilde y sencillo, a pesar de que le ha pedido tres veces a Dios que le libre de ese mal.

Finalmente, en el evangelio, conocemos que cuando Jesús fue a su tierra junto con sus discípulos, se topo con mucho chisme y murmullo de parte de los que antes fueron sus vecinos y posiblemente sus amigos: “¿No es este el hijo del carpintero?”, “¿De dónde le viene esa sabiduría?“, y muchas otras cosas más, hirientes e incrédulas.

Es el mismo Jesús que nos dice que: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa“, y no pudo hacer ahí ningún milagro, sólo curo a algunos enfermos imponiéndoles las manos. “Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos“, termina la lectura.

Ezequiel, san Pablo y Jesús llevaron la Palabra de Dios a pesar de todos los contras que tuvieron que enfrentar. Este no es un trabajo sencillo, y no se le confiere a cualquiera. Pero con Fé, Amor, Esperanza y mucho trabajo duro, la recompensa es tan grande que no cabe en este mundo, y es sin duda el regalo más grande que tendremos de bienvenida en la vida eterna.

 

Lecturas del Domingo: Junio 10, 2018 – Hablando del enemigo

Flanders el diablo
Flanders: el diablo es quien menos te lo imaginas. Fair use, Link

Este domingo volvemos al tiempo ordinario de la Iglesia y estamos en el décimo. Cabe recordar que el tiempo ordinario comprende dos tercios del calendario eucarístico, dejando el resto a la cuaresma, la pascua y el adviento.

Hoy tenemos como un personaje de relato principal nada más ni nada menos que al hombre de rojo, al chamuco, a patas de cabra, al diablo.

Para todos aquellos que piensan que este personaje es fácil de destruir, de manejar, que cualquiera lo hace tonto, o que con un crucifijo se le puede destruir, les recuerdo que el mismísimo satanás ha estado frente a Dios, cerca de Él y ante el mismo Dios le ha pedido que le de poder sobre Job, el paciente.

Y no se diga que ha estado hablando cara a cara con Jesús, durante los 40 días que pasó nuestro señor en el desierto.

Al diablo nos lo presentan de muchas formas, pero en la primera lectura de hoy, el Génesis nos lo trae como la serpiente que engañó a Eva e hizo que Adán comiera la fruta prohibida, lo que causó la furia de Dios y que trajo el pecado original a toda la Humanidad.

En este caso, Dios había prohibido a Adán y Eva que comieran del árbol de la sabiduría del bien y del mal. En el momento que comieran el fruto de ese árbol, verían todo como lo ve Dios. El pecado no fue la acción de comer, sino la soberbia de querer ser como Dios, de ver todo como Él.

Al comer la fruta –que en ninguna parte se menciona que era una manzana—se les “abrieron los ojos”, es decir comprendieron que estaban desnudos y sintieron vergüenza, y después de eso se escondían de Dios por esa pena que sentían. En ese momento entendieron que habían perdido el enlace que los unía directamente a Dios, desde ese momento no podían estar frente a Él como estaban acostumbrados.

Y el culpable, el diablo en forma de serpiente, no se quedó sin castigo. Le dijo Dios:

“Porque has hecho esto serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida”.

Este evento, tan desastroso para toda la humanidad, no es sólo entre dos seres humanos y un reptil. Es algo que sucedió en el tiempo de la Creación, que posiblemente ni siquiera este en términos humanos sino en términos infinitos de Dios, cuando no existía ni siquiera la Tierra, y todo lo que había eran los ángeles y los espíritus que serían Adán y Eva, todos en el Paraíso, o sea frente a Dios, en su gracia.

Sin duda, algo un poco difícil de imaginar.

Ahora, imaginemos qué locura escuchar en el evangelio de hoy que Jesús, el Hijo de Dios, fue acusado por los escribas y gente del Templo, ¡Que Jesús estaba poseído por Satanás!

Jesús les dijo:

“¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa”.

De esta forma calló la boca de todos aquellos que lo acusaban de estar poseído. ¡Ya no más eso nos faltaba! ¡Y todavía hay quien se queja de por qué fuimos expulsados del paraíso!

Este es tiempo de reflexionar.