En las lecturas del Domingo, en la primera, esuchamos un relato muy similar, aunque en menor escala, que involucra a ElÃas, EleacÃn y al mal mayordomo Sebná. Tomado de ElÃas 22, 19-23:
Hoy es un dÃa en que escuchamos acerca del nacimiento de sacerdocio junto el establecimiento de la organización que es la Iglesia. Y este suceso viene acompañado por una justificación establecida casi 800 años antes.
En la primera lectura, es el profeta IsaÃas que nos habla de cómo Sebná, el mayordomo del palacio, será echado de su puesto y destituido de su cargo. Recordemos que “el palacio” es el del trono de los reyes de Israel.
IsaÃas tenÃa mucha influencia en el palacio, y es sabido por todos que Sebná se ha aprovechado de su posición para cosas personales. Pero su tiempo ha terminado e IsaÃas ha recibido la misión de ungir a un nuevo mayordomo: EleacÃn.
EleacÃn es uno de esos personajes que no escucharemos muy frecuentemente en las escrituras, pero el mensaje que el profeta nos da servirá de ejemplo para una de las bases más importantes de nuestra Iglesia. Dice ElÃas de EleacÃn:
El relato anterior tiene mucha relación con el evangelio de hoy, el cual marca la investidura de los sacerdotes y el establecimiento de la cabeza de la Iglesia.
AsÃ, Simón el Pescador desaparece y nace Pedro el apóstol. Las palabras de Pedro son sinceras, le han salido de su corazón y su mente. Él está convencido de que Jesús es el verdadero Hijo de Dios, y es primero de los doce en confesarlo.
Jesús ha establecido una sola Iglesia. En sucesión y por imposición de las manos se irá pasando esta investidura de Pedro a otros y asà llegar hasta el dÃa de hoy con el Papa y todos los sacerdotes de nuestra Iglesia.
(La imagen nos muestra la ceremonia de imposición de manos sobre nuevos sacerdotes. Este es un rito que viene desde Pedro hasta nuestros dias).