La Palabra del Domingo – Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia

Imagen de San Pedro
San Pedro, por Peter Paul Rubens – Public Domain, Link

Isaias

Is 22, 19-23
Esto dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio:

“Te echaré de tu puesto
y te destituiré de tu cargo.
Aquel mismo día llamaré a mi siervo,
a Eleacín, el hijo de Elcías;
le vestiré tu túnica,
le ceñiré tu banda
y le traspasaré tus poderes.

Será un padre para los habitantes de Jerusalén
y para la casa de Judá.
Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro.
Lo que él abra, nadie lo cerrará;
lo que él cierre, nadie lo abrirá.
Lo fijaré como un clavo en muro firme
y será un trono de gloria para la casa de su padre”.

Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y 8bc

Señor, tu amor perdura eternamente.

De todo corazón te damos gracias,
Señor, porque escuchaste nuestros ruegos.
Te cantaremos delante de tus ángeles,
te adoraremos en tu templo.

Señor, tu amor perdura eternamente.

Señor, te damos gracias
por tu lealtad y por tu amor;
siempre que te invocamos, nos oíste
y nos llenaste de valor.

Señor, tu amor perdura eternamente.

Se complace el Señor en los humildes
y rechaza el engreído.
Señor, tu amor perdura eternamente;
obra tuya soy, no me abandones

Señor, tu amor perdura eternamente.

Carta del Apostol San Pablo a los Romanos

Rom 11, 33-36
¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por Él y todo está orientado hacia Él. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según San Mateo

Mt 16, 13-20
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan, el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas“.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo“.

Jesús le dijo entonces:

“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.

Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.

 

Eleacín y las similitudes con Pedro

Un serafín le quema la boca al profeta Isaías
“Un serafín le quema la boca al profeta Isaías” Antonio BalestraThe Bridgeman Art Library, Object 569354, Public Domain, Link

El domingo pasado, escuchamos en el Evangelio de San Mateo cómo Jesús redime a Pedro, quien ha sido regañado muchas veces por sus fallas humanas, pero que al final nos muestra por qué es el escogido para ser el portador de las llaves del paraíso.

En las lecturas del Domingo, en la primera, esuchamos un relato muy similar, aunque en menor escala, que involucra a Elías, Eleacín y al mal mayordomo Sebná. Tomado de Elías 22, 19-23:

“Esto dice el Señor a Sebná, mayordomo del palacio: ‘Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo. Aquel mismo día llamaré a mi siervo, a Eleacín, el hijo de Elcías; y le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda y le traspasaré tus poderes’.
“‘Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro. Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la casa de su padre'”.

 

Lecturas del Domingo: Agosto 27, 2017 – “¿Quién dices tu que soy Yo”

Imagen de Cristo y Pedro
Cristo y Pedro, por Pietro Peruginohttp://it.wikipedia.org/wiki/Immagine:Gesupietrochiave.jpg, Public Domain, Link

Hoy es un día en que escuchamos acerca del nacimiento de sacerdocio junto el establecimiento de la organización que es la Iglesia. Y este suceso viene acompañado por una justificación establecida casi 800 años antes.

En la primera lectura, es el profeta Isaías que nos habla de cómo Sebná, el mayordomo del palacio, será echado de su puesto y destituido de su cargo. Recordemos que “el palacio” es el del trono de los reyes de Israel.

Isaías tenía mucha influencia en el palacio, y es sabido por todos que Sebná se ha aprovechado de su posición para cosas personales. Pero su tiempo ha terminado e Isaías ha recibido la misión de ungir a un nuevo mayordomo: Eleacín.

Eleacín es uno de esos personajes que no escucharemos muy frecuentemente en las escrituras, pero el mensaje que el profeta nos da servirá de ejemplo para una de las bases más importantes de nuestra Iglesia. Dice Elías de Eleacín:

“Pondré la llave del Palacio de David sobre su hombro. Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la casa de su padre”.

Al ser ungido en tan alta posición, Elías menciona que “le vestiré tu túnica (de Sebná), le ceñiré tu banda, y le traspasaré tus poderes”. ¿Te parece conocida esta descripción? Pues es nada más y nada menos que la de los actuales sacerdotes:

Túnica y banda sacerdotal. Una banda –que parece un cinturón– ciñe la túnica.

Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia

El relato anterior tiene mucha relación con el evangelio de hoy, el cual marca la investidura de los sacerdotes y el establecimiento de la cabeza de la Iglesia.

Primero, Mateo nos habla de que Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo. ¿Por qué se toma la molestia el apóstol de mencionar la ciudad? La respuesta es para dar un contexto histórico de que este es un evento verídico, que ocurrió en esta ciudad, la cual fue fundada por Herodes Filipo, hijo de Herodes el Grande. De esta forma se puede confirmar el tiempo y lugar del hecho.

Jesús pregunta a sus apóstoles: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos le dicen que Juan el Bautista, otros que Elías –aquí empieza la relación con la primera lectura–, otros que Jeremías, o que alguno de lo profetas.

Ni ellos mismo se atreven a decir lo que en su corazón arde, hasta que Simón le dice:

“Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios Vivo”

Este es el último momento de Simón, el pescador. Pues Jesús le dice:

“¡Dichoso tú Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti, que tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la Tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la Tierra, quedará desatado en el cielo”.

Así, Simón el Pescador desaparece y nace Pedro el apóstol. Las palabras de Pedro son sinceras, le han salido de su corazón y su mente. Él está convencido de que Jesús es el verdadero Hijo de Dios, y es primero de los doce en confesarlo.

Pedro no es perfecto, pues es humano, y muchas veces Jesús lo regañará suavemente. Sabemos que Pedro traicionará también la confianza de Jesús. Pero Pedro es hombre, con la misma naturaleza que tú y que yo. Es nuestro consuelo que, una de los más humildes personas ha llegado a tan alta posición. Eso quiere decir que todos lo podemos lograr.

Jesús ha establecido una sola Iglesia. En sucesión y por imposición de las manos se irá pasando esta investidura de Pedro a otros y así llegar hasta el día de hoy con el Papa y todos los sacerdotes de nuestra Iglesia.

(La imagen nos muestra la ceremonia de imposición de manos sobre nuevos sacerdotes. Este es un rito que viene desde Pedro hasta nuestros dias).

 

La pregunta es: Y tú, ¿quién dices que es Jesús?