La Red de los Pescadores Coge Todo Tipo de Peces

Pescador
Pescador anónimo, por Charles Napier Hemy – Public Domain, link.

Éxodo

Ex 40, 16-21. 34-38
En aquellos días, Moisés hizo todo lo que el Señor le había ordenado. El día primero del primer mes del año segundo, se construyó el santuario. Moisés lo construyó: colocó los pedestales y los tableros, puso los travesaños y levantó las columnas. Después desplegó la tienda por encima del santuario y sobre ella puso, además, un toldo, como el Señor se lo había ordenado.

Colocó las tablas de la alianza en el arca; puso debajo de ella los travesaños y por encima la cubrió con el propiciatorio. Llevó entonces el arca al santuario y colgó delante de ella un velo para ocultarla, como el Señor se lo había ordenado.

Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión, pues la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba el santuario.

Y en todas las etapas, cuando la nube se quitaba de encima del santuario, los hijos de Israel levantaban el campamento, y cuando la nube no se quitaba, se quedaban en el mismo sitio. Durante el día la nube del Señor se posaba sobre el santuario y durante la noche había un fuego que podían ver todos los israelitas desde sus tiendas.

Evangelio según San Mateo

Mt 13, 47-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:

“El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.

¿Han entendido todo esto?” Ellos le contestaron: ““. Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”.

Y cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí.

 

Lecturas del Domingo – El que tenga oídos, que oiga

Ílustración de la parábola del trigo y la cizaña
Ilustración de la parábola del trigo y la cizaña

Sabiduría

Sab 12, 13. 16-19

No hay más Dios que tú, Señor, que cuidas de todas las cosas.
No hay nadie a quien tengas que rendirle cuentas
de la justicia de tus sentencias.
Tu poder es el fundamento de tu justicia,
y por ser el Señor de todos,
eres misericordioso con todos.

Tú muestras tu fuerza
a los que dudan de tu poder soberano
y castigas a quienes, conociéndolo, te desafían.
Siendo tú el dueño de la fuerza,
juzgas con misericordia y nos gobiernas con delicadeza,
porque tienes el poder y lo usas cuando quieres.

Con todo esto has enseñado a tu pueblo
que el justo debe ser humano,
y has llenado a tus hijos de una dulce esperanza,
ya que al pecador le das tiempo para que se arrepienta.

Salmo 85, 5-6. 9-10. 15-16a

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Puesto que eres, Señor, bueno y clemente
y todo amor con quien tu nombre invoca,
escucha mi oración
y a mi súplica da respuesta pronta.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Señor, todos los pueblos
vendrán para adorarte y darte gloria,
pues sólo tú eres Dios,
y tus obras, Señor, son portentosas.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Dios entrañablemente compasivo,
todo amor y lealtad, lenta a la cólera,
ten compasión de mí,
pues clamo a ti, Señor, a toda hora.

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Carta del Apostol San Pablo a los Romanos

Rom 8, 26-27
Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.

Evangelio según San Mateo

Mt 13, 24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre:

“El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.

Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: ‘Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?’ El amo les respondió: ‘De seguro lo hizo un enemigo mío’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’ Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero’ “.

Luego les propuso esta otra parábola:

“El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”.

Les dijo también otra parábola:

“El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.

Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.

Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo“.

Jesús les contestó:

“El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.

 

¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada

Jesús instituyendo el mandamiento nuevo, Public Domain Link.

Libro de la Sabiduría

Sab 2, 1. 12-22
Los malvados dijeron entre sí, discurriendo equivocadamente:

“Tendamos una trampa al justo,
porque nos molesta y se opone a lo que hacemos;
nos echa en cara nuestras violaciones a la ley,
nos reprende las faltas contra los principios en que fuimos educados.
Presume de que conoce a Dios
y se proclama a sí mismo hijo del Señor.

Ha llegado a convertirse en un vivo reproche
de nuestro modo de pensar
y su sola presencia es insufrible,
porque lleva una vida distinta de los demás
y su conducta es extraña.
Nos considera como monedas falsas
y se aparta de nuestro modo de vivir como de las inmundicias.
Tiene por dichosa la suerte final de los justos
y se gloría de tener por padre a Dios.

Veamos si es cierto lo que dice,
vamos a ver qué le pasa en su muerte.
Si el justo es hijo de Dios,
Él lo ayudará y lo librará de las manos de sus enemigos.
Sometámoslo a la humillación y a la tortura
para conocer su temple y su valor.
Condenémoslo a muerte ignominiosa,
porque dice que hay quien mire por Él”.

Así discurren los malvados, pero se engañan;
su malicia los ciega.
No conocen los ocultos designios de Dios,
no esperan el premio de la virtud,
ni creen en la recompensa de una vida intachable.

Evangelio según San Juan

Jn 7, 1-2. 10. 25-30
En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos.

Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también (El, pero sin que la gente se diera cuenta, como de incógnito). Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: “¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene“.

Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: “Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a Él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de Él y Él me ha enviado“. Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

 

La Palabra del Lunes 20 de Febrero de 2023

Imagen del Exorcismo del poseido
“Exorcismo del poseido”, Public Domain, Link

Eclesiástico

Sir 1, 1-10
Toda sabiduría proviene del Señor
y está con Él eternamente.
¿Quién puede contar las arenas de la playa,
las gotas de la lluvia o los días de los siglos?
¿Quién puede explorar la altura del cielo,
la extensión de la tierra y la profundidad de los abismos?

Antes que cualquier otra cosa fue creada la sabiduría;
y la luz de la inteligencia, desde la eternidad.
¿A quién se le ha revelado la fuente de la sabiduría?
¿Quién ha conocido sus recursos inagotables?
Uno solo es sabio, temible en extremo:
el que está sentado en su trono, el Señor.
Él creó la sabiduría, la contempló y la midió;
la ha derramado sobre todas sus obras
y sobre todos los hombres, según su generosidad;
la ha derrochado entre aquellos que lo aman.

Evangelio según San Marcos

Mc 9, 14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y corrió a saludarlo.

Él les preguntó: “¿De qué están discutiendo?” De entre la gente, uno le contestó: “Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido“.

Jesús les contestó: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho“. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre: “¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” Contestó el padre: “Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos“.

Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe“. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta“. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él“. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el muchacho se puso de pie.

Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” Él les respondió: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno“.

 

La Palabra del Viernes 9 de Diciembre de 2022

Jesús y los fariseos
Jesús dirigiéndose a los fariseos, Por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Public Domain, Link

Isaías 48, 17-19

Esto dice el Señor, tu redentor, el Dios de Israel:

“Yo soy el Señor, tu Dios,
el que te instruye en lo que es provechoso,
el que te guía por el camino que debes seguir.
¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!
Sería tu paz como un río
y tu justicia, como las olas del mar.

Tu descendencia sería como la arena
y como granos de arena, los frutos de tus entrañas.
Nunca tu nombre hubiera sido borrado
ni arrancado de mi presencia”.

Evangelio según San Mateo 11, 16-19

En aquel tiempo, Jesús dijo:

“¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.

 

2 de Noviembre de 2022 – Los Fieles Difuntos

Imagen de Jesús al pie de la cruz
Imagen de Jesús al pie de la Cruz en Viernes Santo.

Libro de la Sabiduría 3, 1-9

Las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.

Evangelio según San Juan 6, 37-40

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:

“Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.

Lecturas del Domingo 10 de Octubre de 2021 – El camello por el ojo de la aguja

Jesús habla con el jóven rico
“Jesús hablando con el jóven rico” por Heinrich Hofmann – Purchased by John D Rockefeller Jr, now residing at Riverside Church, New York, Public Domain, Link

Hoy es el 28avo Domingo del Tiempo Ordinario. ¡Ah, cómo va a ser difícil que los ricos entren en el Reino de Dios! Pero no se trata sólo de riqueza material, pues hay mucha gente de dinero que hace el bien y nunca se olvida de su hermano o de su gente.

Dice el escritor mexicano Catón: “Hay gente tan pobre, pero tan pobre, que lo único que tiene es dinero“.

Sabiduría 7, 7-11

Supliqué y se me concedió la prudencia;
invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos,
y en comparación con ella tuve en nada la riqueza.
No se puede comparar con la piedra más preciosa,
porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena
y la plata es como lodo en su presencia.

La tuve en más que la salud y la belleza;
la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga.
Todos los bienes me vinieron con ella;
sus manos me trajeron riquezas incontables.

Salmo 89, 12-13. 14-15. 16-17

R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Enséñanos a ver lo que es la vida,
y seremos sensatos.
¿Hasta cuándo, Señor, vas a temer
compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Llénanos de tu amor por la mañana
y júbilo será la vida toda.
Alégranos ahora por los días
y los años de males y congojas. R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos
puedan mirar tus obras y tu gloria.
Que el Señor bondadoso nos ayude
y dé prosperidad a nuestras obras. R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.

Carta a los Hebreos 4, 12-13

Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.

Evangelio según San Marcos 10, 17-30

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.

Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.

Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.

Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna”.

Las Riquezas del Rey Salomón

El Sueño de Salomón
El Sueño de Salomón, por Luca GiordanoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

El Rey Salomón, hijo de David, patriarca del mundo judío y del nuestro cristiano también, se caracterizó por tener un corazón sabio y haber llevado a su pueblo a una de las más grandes épocas de su existencia, en la que había muchas riquezas y el pueblo estaba siempre contento.

Aunque, por eso mismo, al final Salomón tomó el mal camino y tuvo un final no tan feliz.

Pero, recordando el Evangelio de San Mateo de este pasado domingo en que hablábamos de las verdaderas riquezas a las que debemos aspirar, hoy tomarémos del Primer Libro de Reyes un segmento de la vida de querido rey, el cual, cuando siendo muy joven, fue proclamado Rey de Israel:

“En aquellos días, el Señor se le apareció al Rey Salomón en sueños y le dijo: ‘Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré’.
“Salomón le respondió: ‘Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy mas que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón, para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?'”.

Una petición tan humilde y sencilla que sólo una persona de corazón bueno podía hacer. Y eso tuvo su recompensa. Termina la lectura:

“Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: ‘Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes, ni lo habrá después de tí. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo'”.

La verdadera riqueza de Salomón: un corazón bueno y humilde, coronado con Sabiduría de Dios.

 

Lecturas del Domingo: Agosto 19, 2018 – Hablando de la Sabiduría

Espíritu Santo
“El Espíritu Santo” por Dnalor 01Own work, CC BY-SA 3.0 at, Link

La Sabiduría es uno de los dones –algunos la identifican como regalos– del Espíritu Santo, que junto con el Padre y El Hijo forman la Santísima Trinidad; y esta semana hablamos de ella en las tres principales lecturas.

Jesús, dirigiéndose a un grupo de judíos, les dice:

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”.

Obviamente, cuando los judíos escucharon estas palabras se escandalizaron, pues lo primero que pensaron fue que Jesús se refería literalmente a su piel y músculos, y a su sangre. Los comentarios no tardaron en escucharse de rechazo e incredulidad: “¿Cómo puede éste darnos a comer de su carne?”.

¿Por qué, para nosotros no es un escándalo escuchar este pasaje? Después de la Resurrección de Jesús, la Verdad fue revelada para todos en el día de Pentecostés. En otras palabras, la Sabiduría entró en la vida de todos nosotros. Podría decirse que “se nos abrieron los ojos”. En ese entonces, todos tenían una venda que no les permitía ver la Palabra de Dios, pues todavía tenía que ocurrir la Pasión, Muerte y Resurrección.

Jesús nos trajo no sólo vida eterna, sino que también nos dio nuevos conocimientos para ayudarnos a entendernos a nosotros mismos y nuestra relación con Dios. Todo a través de Él.

En la Primera Lectura dice el Libro delos Proverbios:

“La Sabiduría se ha edificado una casa, ha preparado un banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa. Ha enviado a sus criados para que, desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto: ´Si alguno es sencillo, que venga acá´.
“Y a los faltos de juicio les dice: ´Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán, avancen por el camino de la prudencia´”.

Finalmente, en la Segunda Lectura, San Pablo nos recuerda que la falta de Sabiduría no traerá nada bueno al hombre:

“Hermanos: tengan cuidado de no portarse como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos”.

En verdad, los tiempo son malos y pueden ser todavía peores sin la presencia de la conciencia, el temor a Dios, y la prudencia que nos da la Sabiduría.

Por favor, seamos dignos del gran regalo que Jesús nos dejó, que no lo tuvieron nuestros antepasados por espacio de miles de años. No nos portemos como insensatos.

Lecturas del Domingo: Junio 10, 2018 – Hablando del enemigo

Flanders el diablo
Flanders: el diablo es quien menos te lo imaginas. Fair use, Link

Este domingo volvemos al tiempo ordinario de la Iglesia y estamos en el décimo. Cabe recordar que el tiempo ordinario comprende dos tercios del calendario eucarístico, dejando el resto a la cuaresma, la pascua y el adviento.

Hoy tenemos como un personaje de relato principal nada más ni nada menos que al hombre de rojo, al chamuco, a patas de cabra, al diablo.

Para todos aquellos que piensan que este personaje es fácil de destruir, de manejar, que cualquiera lo hace tonto, o que con un crucifijo se le puede destruir, les recuerdo que el mismísimo satanás ha estado frente a Dios, cerca de Él y ante el mismo Dios le ha pedido que le de poder sobre Job, el paciente.

Y no se diga que ha estado hablando cara a cara con Jesús, durante los 40 días que pasó nuestro señor en el desierto.

Al diablo nos lo presentan de muchas formas, pero en la primera lectura de hoy, el Génesis nos lo trae como la serpiente que engañó a Eva e hizo que Adán comiera la fruta prohibida, lo que causó la furia de Dios y que trajo el pecado original a toda la Humanidad.

En este caso, Dios había prohibido a Adán y Eva que comieran del árbol de la sabiduría del bien y del mal. En el momento que comieran el fruto de ese árbol, verían todo como lo ve Dios. El pecado no fue la acción de comer, sino la soberbia de querer ser como Dios, de ver todo como Él.

Al comer la fruta –que en ninguna parte se menciona que era una manzana—se les “abrieron los ojos”, es decir comprendieron que estaban desnudos y sintieron vergüenza, y después de eso se escondían de Dios por esa pena que sentían. En ese momento entendieron que habían perdido el enlace que los unía directamente a Dios, desde ese momento no podían estar frente a Él como estaban acostumbrados.

Y el culpable, el diablo en forma de serpiente, no se quedó sin castigo. Le dijo Dios:

“Porque has hecho esto serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida”.

Este evento, tan desastroso para toda la humanidad, no es sólo entre dos seres humanos y un reptil. Es algo que sucedió en el tiempo de la Creación, que posiblemente ni siquiera este en términos humanos sino en términos infinitos de Dios, cuando no existía ni siquiera la Tierra, y todo lo que había eran los ángeles y los espíritus que serían Adán y Eva, todos en el Paraíso, o sea frente a Dios, en su gracia.

Sin duda, algo un poco difícil de imaginar.

Ahora, imaginemos qué locura escuchar en el evangelio de hoy que Jesús, el Hijo de Dios, fue acusado por los escribas y gente del Templo, ¡Que Jesús estaba poseído por Satanás!

Jesús les dijo:

“¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa”.

De esta forma calló la boca de todos aquellos que lo acusaban de estar poseído. ¡Ya no más eso nos faltaba! ¡Y todavía hay quien se queja de por qué fuimos expulsados del paraíso!

Este es tiempo de reflexionar.