
Juan el Bautista, el último profeta del pueblo IsraelÃ. Han pasado casi 400 años y los JudÃos no han tenido uno. Y ya no habrá otros profetas después de él.
El Evangelio de San Mateo nos habla de que Juan “usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre“.
¿Por qué dar estos detalles? La razón es que, desde casi 800 años antes, los profetas IsaÃas, JeremÃas y Ezequiel, hablan de la llegada del mesÃas, pero que será precedida por una “voz en el desierto, que vestirá pieles y que preparará el camino del Señor“.
De esta forma, Mateo confirma la veracidad de Juan, quien dentro de poco tiempo confirmará que Jesús es quien le precede y por quien “ni él mismo es digno de quitarle las sandalias“.
Sabemos que Juan tendrá un triste final, y que reconocerá a Jesús como el verdadero MesÃas, y que aceptará que su figura vaya desapareciendo poco a poco para dar paso a nuestro Señor.
Jesús comentará de Juan: “Una lámpara radiante, de la cual todos ustedes serán dichosos por ser iluminados”.