Hoy es el tercer domingo del tiempo ordinario. Este es domingo conocido como AlegrÃa y Regocijo y está representado por el color rosa de la vela que será encendida en la corona de adviento. Tambien el sacerdote usará vestiduras de ese color.
La semana pasada, el Evangelio de San Marcos nos hablaba de Juan el Bautista, y hoy, en algunos lugares del mundo, se reconoce éste como el dÃa de Juan. Por eso, escucharemos otra descripción del inicio de su vida, pero esta vez de parte de Apóstol San Juan.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judÃos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él reconoció y no negó quien era. El afirmó: “Yo no soy el MesÃas“. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres ElÃas?” Él les respondió: “No lo soy“. “¿Eres el profeta?” Respondió: “No“. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de tà mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta IsaÃas“.
Los enviados, que pertenecÃan a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces, ¿por qué bautizas, si no eres el MesÃas, ni ElÃas, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mÃ, a quien yo no soy digno de desatarle las sorreas de sus sandalias“.
Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Este es otro anuncio de la pronta aparición en la vida pública de Jesús.