Lecturas del Domingo: Marzo 15, 2019 – La Mujer de Samaria

La Mujer Samaritana
La Mujer Samaritana, por GuercinoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Los Samaritanos, por cientos de años han tenido muchos problemas con los Judíos. Ambos grupos han mantenido una terrible enemistad y hasta odio, rayando en asesinatos, y hasta profanamiento de los templos.

Es medio día, y en el desierto –que es donde se desarrolla esta parte del Evangelio– la temperatura es extremadamente alta. Nadie se atreve a salir a esa hora. De hecho, Jesús se ha detenido en un pozo de agua a descansar, y los discípulos han ido al pueblo por comida, dejándolo solo.

Llega una mujer del area a sacar agua. Jesús entabla una conversación con ella y le pide de beber. Ella, sorprendida, le recuerda que Él, siendo Judío, no debería estarse dirigiendo a una mujer, y mucho menos a una samaritana.

Pero, he aquí algunos detalles: Jesús le dice: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”, ella le responde “No tengo marido”. Jesús agrega: “Tienes razón en decir ‘No tengo marido’; has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.”

¿Qué tiene que ver esto? ¿Qué caso tiene avergonzar a la mujer con esa información? Primero, demostrarle a la mujer que Jesús conoce todo, porque no se trata de una persona cualquiera. Segundo, mandarnos un mensaje a todos, en todas las generaciones posteriores, de perdón y de humildad.

La mujer, que ha tenido cinco maridos y vive ahora con otro, sale por agua al medio día, la peor hora del día. ¿Por qué? Es la hora que no hay nadie en la calle, es la hora que nadie dirá nada a sus espaldas –o peor aún en su cara– ¿Qué podemos esperar que la gente le dirá en la calle? La mujer samaritana no sólo tiene sed de agua; está sedienta de aceptación, de consuelo, de perdón.

¿No es esta la clase de personas a las que Jesús viene a salvar?

Y de nueva cuenta, es por una mujer que el Evangelio sigue creciendo: Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer. ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde Él estaba, le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó ahí dos días. Muchos más creyeron en Él al oír su palabra. Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él, de veras, el salvador del mundo”.

Lecturas del Domingo: Diciembre 8, 2019 – Una voz que clama en el desierto

San Juan Bautista
“La prédica de San Juan Bautista” por Pieter Brueghel the ElderOwn work Yelkrokoyade Taken in 20/07/2013, Public Domain, Link

Hoy es el segundo domingo de adviento, dedicado a San Juan Bautista.

“En aquel tiempo, comenzó Juan el bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: ‘Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca’. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: ‘Una voz clama en el desierto: Enderecen sus senderos’.
“Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
“Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: ‘Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de esta piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
“‘Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en el fuego que no se extingue'”.

 

Lecturas del Domingo: Marzo 19, 2017 – La Mujer Samaritana

La Mujer Samaritana
La Mujer Samaritana, por GuercinoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Los Samaritanos, por cientos de años han tenido muchos problemas con los Judíos. Ambos grupos han mantenido una terrible enemistad y hasta odio, rayando en asesinatos, y hasta profanamiento de los templos.

Es medio día, y en el desierto –que es donde se desarrolla esta parte del Evangelio– la temperatura es extremadamente alta. Nadie se atreve a salir a esa hora. De hecho, Jesús se ha detenido en un pozo de agua a descansar, y los discípulos han ido al pueblo por comida, dejándolo solo.

Llega una mujer del area a sacar agua. Jesús entabla una conversación con ella y le pide de beber. Ella, sorprendida, le recuerda que Él, siendo Judío, no debería estarse dirigiendo a una mujer, y mucho menos a una samaritana.

Pero, he aquí algunos detalles: Jesús le dice: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”, ella le responde “No tengo marido”. Jesús agrega: “Tienes razón en decir ‘No tengo marido’; has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.”

¿Qué tiene que ver esto? ¿Qué caso tiene avergonzar a la mujer con esa información? Primero, demostrarle a la mujer que Jesús conoce todo, porque no se trata de una persona cualquiera. Segundo, mandarnos un mensaje a todos, en todas las generaciones posteriores, de perdón y de humildad.

La mujer, que ha tenido cinco maridos y vive ahora con otro, sale por agua al medio día, la peor hora del día. ¿Por qué? Es la hora que no hay nadie en la calle, es la hora que nadie dirá nada a sus espaldas –o peor aún en su cara– ¿Qué podemos esperar que la gente le dirá en la calle? La mujer samaritana no sólo tiene sed de agua; está sedienta de aceptación, de consuelo, de perdón.

¿No es esta la clase de personas a las que Jesús viene a salvar?

Y de nueva cuenta, es por una mujer que el Evangelio sigue creciendo: Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer. ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde Él estaba, le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó ahí dos días. Muchos más creyeron en Él al oír su palabra. Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él, de veras, el salvador del mundo”.