Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos.
Mateo 3, 2
Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos.
Mateo 3, 2
Con tus oídos oirás una voz detrás de ti que te dirá: “Este es el camino, síguelo sin desviarte”.
Isaías 30, 21
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Salmo 27, 13
No todo el que me diga “Señor, Señor” entrará en el Reino de los cielos.
Mateo 7, 21
La gente estaba admirada al ver que los mudos hablaban, los mancos quedaban sanos, los cojos andaban y los ciegos podían ver.
Mateo 15,31
Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.
Lucas 10, 23
¡Estamos en tiempo de adviento! Esto quiere decir que hoy es el primer domingo de preparación para la llegada de Nuestro Señor Jesucristo al mundo hace ya más de dos mil años.
Este es un tiempo de preparación, y en todas las iglesias se pone una tradicional corona verde con cuatro velas, cada una de las cuales se irán prendiendo cada domingo de este tiempo.
El simbolismo de las velas y la corona es muy importante: El verde entrelazado representa la vida, nuestras vidas. Y la luz de las velas representa a Jesús, la luz de nuestras vidas.
Así pues, preparémonos para recibir la Navidad y leamos a San Mateo, cuyo evangelio nos guiará durante el nuevo año litúrgico 2020 que también hoy comienza:
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será llevada y la otra dejada.
‘Velen, pues, y estés preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en la casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre'”.
Hoy es el Tercer Domingo de Adviento, y la tercera vela que se enciende representa la Alegría en nuestras almas porque está ya casi aquí nuestro Señor Jesús.
El color rosa de la vela también estará muy presente en todas las iglesias, incluyendo la vestimenta del sacerdote.
San Pablo, en su carta a los filipenses, manda un mensaje de mucha esperanza y alegría:
“Hermanos míos: Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡Alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada, más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
¡Ánimo! Jesús está cada vez más cerca.
La vela de hoy está dedicada a la Fé.
Seguimos en el tiempo de Adviento, es decir, de preparación. Y el Evangelio de San Lucas de este día nos habla de Juan el Bautista y su mensaje de preparación para la llegada de Jesús.
Pero, lo más interesante de hoy es cómo Lucas nos demuestra que las Sagradas Escrituras tienen sus raíces en la historia. Mucha gente reniega de la fé cristiana acusándola de falsedad, mito y leyenda.
Pero Lucas nos dice:
“En el año décimo quinto del reinado de César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes, tetrarca de Galilea, su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Linsanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías“.
Marcando coordenadas históricas de emperador, reyes y procurador. Pero no sólo eso, sino que también nos muestra una jerarquía de posiciones sólida, que no va mucho más allá de un simple rumor o fantasía.
Termina la lectura con el mensaje de preparación de Juan:
“Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías:
“Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios”.
Juan nos invita a prepararnos para recibir a Jesús. En este tiempo de Adviento, reflexionemos lo que en realidad significa su mensaje y enderecemos el camino todavía que hay tiempo.
Escuchemos a la verdadera voz que clama en el desierto de nuestro corazón.
Una nación no levantará la espada contra la otra. Isaías 2:1-15.