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Semana Santa 2018 – Sábado Santo

Imagen de Jesús al pie de la cruz
Sábado Santo

Hoy es día de reflexión. Ayer, los discípulos estaban consternados, confundidos, atemorizados: El Señor fue crucificado y muerto. Su mundo, el mundo de Judea se estaba viniendo abajo, pues por meses han estado viviendo con Jesús, escuchado sus prédicas y mensajes. Muchas veces Él les dijo en forma de parábolas que iba a morir, pero ellos no entendían.

Y, si nos ponemos a pensar, por algo tan sencillo como predicar la armonía entre todos, fue sentenciado a muerte.

Oración de este día: El Credo de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre Todopoderoso
Creador del Cielo y de la Tierra
Creo en Jesuscristo, su único Hijo, nuestro Señor
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos,
y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso,
desde allí ha de venir a Juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.

Amén.

 

Lecturas del Domingo: Agosto 27, 2017 – “¿Quién dices tu que soy Yo”

Imagen de Cristo y Pedro
Cristo y Pedro, por Pietro Peruginohttp://it.wikipedia.org/wiki/Immagine:Gesupietrochiave.jpg, Public Domain, Link

Hoy es un día en que escuchamos acerca del nacimiento de sacerdocio junto el establecimiento de la organización que es la Iglesia. Y este suceso viene acompañado por una justificación establecida casi 800 años antes.

En la primera lectura, es el profeta Isaías que nos habla de cómo Sebná, el mayordomo del palacio, será echado de su puesto y destituido de su cargo. Recordemos que “el palacio” es el del trono de los reyes de Israel.

Isaías tenía mucha influencia en el palacio, y es sabido por todos que Sebná se ha aprovechado de su posición para cosas personales. Pero su tiempo ha terminado e Isaías ha recibido la misión de ungir a un nuevo mayordomo: Eleacín.

Eleacín es uno de esos personajes que no escucharemos muy frecuentemente en las escrituras, pero el mensaje que el profeta nos da servirá de ejemplo para una de las bases más importantes de nuestra Iglesia. Dice Elías de Eleacín:

“Pondré la llave del Palacio de David sobre su hombro. Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la casa de su padre”.

Al ser ungido en tan alta posición, Elías menciona que “le vestiré tu túnica (de Sebná), le ceñiré tu banda, y le traspasaré tus poderes”. ¿Te parece conocida esta descripción? Pues es nada más y nada menos que la de los actuales sacerdotes:

Túnica y banda sacerdotal. Una banda –que parece un cinturón– ciñe la túnica.

Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia

El relato anterior tiene mucha relación con el evangelio de hoy, el cual marca la investidura de los sacerdotes y el establecimiento de la cabeza de la Iglesia.

Primero, Mateo nos habla de que Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo. ¿Por qué se toma la molestia el apóstol de mencionar la ciudad? La respuesta es para dar un contexto histórico de que este es un evento verídico, que ocurrió en esta ciudad, la cual fue fundada por Herodes Filipo, hijo de Herodes el Grande. De esta forma se puede confirmar el tiempo y lugar del hecho.

Jesús pregunta a sus apóstoles: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos le dicen que Juan el Bautista, otros que Elías –aquí empieza la relación con la primera lectura–, otros que Jeremías, o que alguno de lo profetas.

Ni ellos mismo se atreven a decir lo que en su corazón arde, hasta que Simón le dice:

“Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios Vivo”

Este es el último momento de Simón, el pescador. Pues Jesús le dice:

“¡Dichoso tú Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti, que tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la Tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la Tierra, quedará desatado en el cielo”.

Así, Simón el Pescador desaparece y nace Pedro el apóstol. Las palabras de Pedro son sinceras, le han salido de su corazón y su mente. Él está convencido de que Jesús es el verdadero Hijo de Dios, y es primero de los doce en confesarlo.

Pedro no es perfecto, pues es humano, y muchas veces Jesús lo regañará suavemente. Sabemos que Pedro traicionará también la confianza de Jesús. Pero Pedro es hombre, con la misma naturaleza que tú y que yo. Es nuestro consuelo que, una de los más humildes personas ha llegado a tan alta posición. Eso quiere decir que todos lo podemos lograr.

Jesús ha establecido una sola Iglesia. En sucesión y por imposición de las manos se irá pasando esta investidura de Pedro a otros y así llegar hasta el día de hoy con el Papa y todos los sacerdotes de nuestra Iglesia.

(La imagen nos muestra la ceremonia de imposición de manos sobre nuevos sacerdotes. Este es un rito que viene desde Pedro hasta nuestros dias).

 

La pregunta es: Y tú, ¿quién dices que es Jesús?

Lecturas del Domingo: 14 de Mayo de 2017 – Yo soy el Camino, la verdad y la vida

Letrero religioso
Un letrero con la lectura de hoy. Foto tomada por Billy HathornOwn work, CC BY-SA 3.0, Link

Chismes, murmuraciones y quejas

¡Ah, la naturaleza humana! En la primera lectura nos topamos con que los judios del área lo que hoy es Grecia se quejan con los Doce Apóstoles de que sus contrapartes de Palestina no los están ayudando como se debe.

Resulta que hay muchas murmuraciones y chismes entre las dos partes, pues –en ese momento– por varias décadas, los judios griegos se han vuelto un poco más elitistas, con más conocimientos; y esto lo podemos ver hasta el dia de hoy, en que ciertos libros del antiguo testamento no son reconocidos por los judios tradicionales. Estos libros no reconocidos fueron escritos en Griego.

Las viudas son de las personas más necesitadas, especialmente cuando son mayores de edad y no pueden valerse por si mismas. En ese entonces, existía un convenio entre todos los judios deberían cuidarse los unos a los otros y vivir compartiendo todo para todos. Parte de este acuerdo incluía a las viudas de por vida.

Pero una cosa son los buenos deseos y otra la realidad. Los judios palestinos (hebreos) no estaban haciendo su parte con estas mujeres. Por lo que los griegos se fueron a quejar amargamente con los Doce Apóstoles. Estos, sabiendo cómo se las gasta el Pueblo de Dios, toman la decisión de nombrar una comisión de siete (otra vez ese numerito que tanto se repite) para que se hagan cargo de cuidar a los más necesitados.

Una vez seleccionados los siete, son presentados ante los 12 y les son impuestas las manos después de un período de oración.,

Este es un evento importantísimo, pues es el nacimiento del diaconado, es decir la imposición de las manos a seguidores de Cristo para que realicen labores en nombre de la Iglesia para la gente que mas lo necesita.

Via et veritas et vita

Jesús les dice esto a los 12 en una parte de la Última Cena. Todavía hay mucha confusión entre ellos, pues aún no han ocurrido los hechos de la muerte y la resurrección. Su ojos todavía están nublados, y por eso Tomás y Felipe hacen cuestinamientos sobre esas palabras:

“Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino? – dice Tomás

“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta” – dice Felipe.

Les responde Jesús:

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, también conocen a mi Padre.”
Y a Felipe le reclama: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.

Para nuestra fortuna, nosotros sabemos la verdad, pues finalmente será revelada durante la Pasión y la Resurrección. Pero más aún, cuando comprendemos que Jesús no nos deja solos, y que siempre está ahí; y es nuestro consuelo que al aceptar a Jesús, estamos aceptando al Padre al mismo tiempo.

Y no necesitamos ver para creer.

Lecturas del Domingo: Junio 19, 2016 – ¿Quién dicen que soy?

Jesús y Pedro
Jesús y Pedro

Este XII domingo ordinario marca dos importantes eventos de la historia bíblica: el primero se refiere a Pablo, quien declara que con la resurrección de Jesús el reino de Dios ya no es sólo “propiedad” de los judíos, sino de todos nosotros.

“Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre Judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes”.

¿Quién dicen que soy?

El segundo evento ocurre cuando Jesús se lleva a parte a los discípulos y les pregunta quién dice la gente que es Él. Ellos le responden que unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que algún otro profeta.

Ahora, piensa que ellos mismos no saben quién es realmente Jesús. Los apóstoles lo han estado siguiendo durante sus enseñanzas, pero todavía tienen dudas. Para nosotros es fácil decir quién es Jesús, pero para ellos la Verdad aun no ha sido revelada.

Ahora, Jesús les pregunta directamente: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?

Pedro se delanta y le dice confiadamente: “El Mesías de Dios“.

Ningún otro apostol lo hace sino Pedro. El está convencido de esto y más tarde se le recompensará, pues esta verdad no se la dicho nadie, sino que el mismo Dios se la ha revelado en su corazón y él la ha aceptado.

A muchos de nosotros se nos hacen revelaciones, y el mismo Dios es quien nos las da a conocer. Y aún así nos rebelamos y nos queremos hacer sordos o ciegos. Pedro es nuestro ejemplo a aceptar con corazón abierto las revelaciones de Dios.

San Pedro Apostol, el mas humano de los 12

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A Pedro, el primero de los apóstoles, le fueron concedidas las llaves del cielo.

Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Mateo 18:18

Ciertamente una responsabilidad muy grande para el hijo de un pescador que muy apenas tenía lo básico de educación.

Muchos se preguntan, ¿por qué llega a tener Pedro la mayor posición entre todos los apóstoles, si es el que tiene el mayor número de fallas? Por ejemplo:

  • Era el mas broncoso, bravo, peleonero. El fue el que le cortó la oreja a uno de los que fueron a apresar a Jesús el día de la traición. ¡Nuestro Señor tuvo que detenerlo!
  • ¡Era miedoso! Nomas acuérdate cuando en el mar Jesús le llama a que camine hacia Él por las aguas. Pedro comienza a caminar, pero le da miedo y se cae y hunde. ¡Señor, sálvame! le grita a Jesús cuando se está hundiendo, y nuestro Señor lo reprende: ¿por qué dudaste y tuviste miedo?
  • ¡Era cabezón! No entendía a la primera. Al menos en un par de ocasiónes Jesús le llama la atención diciéndole: Pedro, cállate, no sabes lo que dices.
  • Mentiroso. Imagínate decirle a Nuestro Señor que estará con Él durante todo el sufrimiento, que nunca lo negará. Y ya sabemos que lo negará tres veces, antes de que cante el gallo.
  • ¡Y hasta envidia! En su penúltima aparición luego de su resurrección, y esta vez sólo a los doce, Jesús les dice que van a ser perseguidos y tendrán muertes trágicas. Luego se dirige específicamente a Pedro y le dice que él va a morir con dolor y por la causa del evangelio. Todos los apóstoles verbalmente aceptan su destino, ¿y qué hace Pedro? Se voltea hacia Juan, el discípulo amado, y le pregunta a Jesús: ¿Y Juan, cómo va a morir?, obviamente la respuesta es: ¡cállate, eso no te importa!

Y muchas anecdotas mas.

Bueno, y con todas esas fallas, ¿por qué es Pedro el apostol más importante?

Pues precisamente por esas fallas Jesús nos demuestra que ha escogido al mas humano de todos, el que con sus fallas, las cuales todos nosotros tenemos, y a pesar de ellas, es ejemplo de que todos podemos llegar a Dios.

Pedro es el reflejo de todos nosotros.