Lecturas del Domingo: Febrero 18, 2018 – Inicio de Cuaresma

foto de altar
Iniciamos el tiempo de Cuaresma

Esta semana estamos iniciando la Cuaresma, el período de preparación para recibir la Semana Santa. Este espacio de cuarenta días está presentado en el Evangelio de hoy:

“En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían”.

El número 40 tiene un significado de dureza y usualmente está relacionado con pruebas difíciles. Conoce un poco más haciendo click aquí. La cuaresma debe ser un tiempo de reflexión, oración, penitencia, mortificación y arrepentimiento a través de la confesión.

Jesús fue tentado por Satanás en este lapso de tiempo, y pudo vencerlas. La vida de todos nosotros en la Tierra es una constante lucha contra las tentaciones, ya sean materiales o espirituales, de la mente o del corazón, del alma o de la razón.

Obviamente es fácil decir que Jesús pudo resistir las tentaciones porque Él es el hijo de Dios, capaz de hacer milagros, curar enfermos y ¡hasta sacar demonios! Pero, la verdad es que Jesús también era hombre, con todas sus mismas debilidades de hambre, sed, salud.

En esta lucha, nosotros no estamos solos. También tenemos ángeles que nos rodean y nos ayudan., pero muchas veces no queremos verlos y no entendemos que están ahí: la persona que te da un consejo, el amigo que se acerca para escuchar tus problemas, tus padres o parientes que te atienden cuando llegas a sus casas, tus hijos e hijas que te reciben con júbilo cuando te ven.

Y, gracias a Jesús, sabemos que el pecado puede vencerse.

Reconócete en Jesús luchando contra las tentaciones; éstas no cesarán. Pero también, reconócete en Él triunfando sobre ellas.

Lecturas del Domingo: Enero 21, 2018 – No escapes del llamado de Dios

Jonás es tragado por el gran pez
Jonás es tragado por el gran pez, por Pieter LastmanIAFT8IfCTfplRQ at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link

El día de hoy seguimos en la misma línea del llamado de Dios y cómo es que no debemos ignorarlo. La semana pasada escuchábamos cómo Samuel era llamado por el Señor, pero no sabía qué era lo que estaba pasando. Gracias a su mentor, Elí, comprendió cómo debía poner atención al llamado.

Esta semana, en la primera lectura, tenemos al profeta Jonás, quien en un momento tuvo miedo de seguir las órdenes de Dios de ir a predicar a la ciudad de Nínive (¿Has escuchado el episodio de cuando Jonás fue comido por una ballena? pues fue por haberse rehusado la primera vez a predicar en este pueblo, pero eso lo veremos después). Pero, ahora las cosas son diferentes. Dios le ha vuelto a pedir que vaya a Nínive y predique ahí. Ahora bien, Nínive es un pueblo difícil: es grande y extremadamente populoso, y bastante pecador. La lectura nos dice que es una ciudad tan grande que tomaría tres días para recorrerla, e históricamente sabemos que tiene aproximadamente 120,000 personas.

Imagínate ir a una ciudad así, tan grande y seguramente tan cosmopolita, e ir al centro de la plaza principal y comenzar a gritar que todos son un pueblo pecador, que se aparten del mal o sufrirán las consecuencias. Seguramente, en nuestros días lo hubieran mandado arrestar. En ese entonces eran un poco más duros: lo hubieran mandado sacar de la ciudad y tal vez ser apedreado hasta la muerte.

Jonás esta vez no tuvo miedo e hizo lo que le pidió Dios. Alertó al pueblo de que si no se aplacaban de sus malos hábitos, Dios destruiría la ciudad en 40 días.

Pero el pueblo no lo sacó o apedreó. Al contrario, los ninívitas creyeron, y comenzaron a hacer ayunos y otros sacrificios, los cuales Dios vió y se agradó en ellos. Eso fue suficiente para que Dios cambiara de parecer y Nínive se salvara.

Así, no tengas miedo cuando escuches el llamado de Dios de: no seguir con esa malas compañías, de no robar, de salirte de ese mal negocio que te está rodeando, de no romper ese matrimonio, y mucho más.

No tengas miedo de hacer lo correcto, pues lo bueno es de agrado a Dios y el te recompensará.

Lecturas del Domingo: Octubre 1, 2017 – Parábola de los dos hijos

Parábola de los dos hijos

Muchas veces renegamos a de la voluntad de nuestro Dios; sabemos cual es su voluntand, pero nos es difícil seguirla. Sin embargo, su misericordia es tan grande, que nos da la oportunidad para que pensemos y rectifiquemos nuestras acciones.

En la primera lectura, el profeta Ezequiel nos dice que:

“Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”

La clave es muy clara y sencilla: recapacitar y apartarse de lo malo. Pero, a veces esto no resulta tan obvio o tan fácil. Imaginemos a una persona que está cometiendo adulterio: al estar tan metido en su otra relación, no se da cuenta de que puede estar haciendo mal. En su cabeza pueden estar dando vueltas muchas ideas y justificaciones. Y mientras tanto, el tiempo sigue pasando.

No es sino que hasta que ocurre una situación inesperada –como un susto o sorpresa– que el inculpado o inculpada se dan cuenta de lo que están haciendo. Es ahí el momento que Dios nos da para rectificarnos antes de que sea demasiado tarde.

Jesús también nos habla de algo similar en su parábola del dueño de la viña y sus dos hijos :

“Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ´Hijo, ve a trabajar hoy en la viña´. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’ pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ´No quiero ir´, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”

Es aquí que tenemos cómo el arrepentimiento vuelve a mencionarse como la clave para nuestra propia salvación.

Jesús está dirigiéndose a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Ellos eran los “sabios” –ciertamente versados en todas las escrituras, pues las sabían de memoria– a quienes los habitantes tenían como autoridades morales. Pero eran corruptos, muchas veces injustos, y gustaban de vanagloriarse ante todos.

A la pregunta de Jesús, todos respondieron: “El segundo“.

Respuesta obvia y fácil, incluso para nosotros hoy en día. Pero, es interesante ver cómo Jesús impone su autoridad al hacerles preguntas para ponerlos a prueba, algo inusual y escandaloso en esos tiempos.

Jesús sigue su enseñanza cambiando su tono a uno más duro:

“Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron. Ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.

Los publicanos y las prostitutas se dan cuenta de sus errores y cambian. Ciertamente, es fácil ver quién está cumpliendo la voluntad del Señor.

¿Cuál de los dos hijos eres tú?

Lecturas del Domingo: Junio 12, 2016 – Arrepentimiento

Prostituta lava los pies a Jesus con sus lagrimas
Prostituta lava los pies a Jesus con sus lagrimas

Este es el Domingo del Arrepentimiento. Hoy conocemos cómo el profeta Natán regaña a David, quien a pesar de haber sido convertido en rey y contar con todas las mujeres y riquezas del monarca anterior (Saúl), se enamora de la mujer de su más cercano general, Urías. Y todavía encima de eso, ¡lo manda matar!

Natán le reclama dos veces esta acción. Decir una vez las cosas es una amonestación. Decirla dos veces es un regaño muy grande. Tres veces es lo más grave.

Pero he aquí que David, sinceramente se arrepiente y clama: “¡He pecado contra el Señor!“.

Pedir perdón de palabra es algo sencillo. Pero, hacerlo sinceramente, de corazón, es algo muy difícil. Podemos engañar a nuestras parejas, a nuestros amigos, en nuestro trabajo. Pero seamos claros: a Dios no se le engaña. Él está en tí, en tu corazón. El sabe muy bien lo que estás pensando y lo que está pasando.

El verdadero arrepentimiento sana, elimina la el daño de la culpa. Lo malo que hacemos no sólo se queda en nuestro interior, lo pudre y lo va dañando poco a poco. Al arrepentirte a Dios, Él te libera de la mala semilla. Al fingir que estás arrepentido no sacas la mala yerba, y sólo la vas dejando que crezca.

El otro ejemplo de hoy es el de la prostituta que lava los pies de Jesús. Nuestro Señor llega a la casa de un fariseo que lo ha invitado a comer. La prostituta entra y le lava los pies con sus lagrimas, los besa, y los seca con sus cabellos.

Ella entró a la casa sin miedo a ser criticada o señalada. Entra con sincero arrepentimiento de sus obras, como lo demuestran sus lágrimas, y con la humildad que la vergüenza por sus actos le causa.

Jesús nos da una reflexión: quién ha pecado mucho, y se arrepiente genuinamente, ama mas que aquel que poco ha pecado. Y es un mensaje que se repetirá muchas veces en los evangelios: los más despreciados, ya sea por sus pecados, condiciones económicas, o enfermedades, serán los que reciban las mayores recompensas.

Finalmente, Jesús le dice a la mujer: “Tus pecados te han sido perdonados“.