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Lecturas del Domingo: Diciembre 18, 2016 – Cansando primero al prójimo y luego a Dios

No tentarás al Señor
No tentarás al Señor

¿Cuántas veces nos enfrentamos al dilema de hacer el bien, pero con condiciones?

  • Te presto el carro, pero dame un dinero.
  • Amigos con derechos.
  • ¡Claro que nos casamos! Pero primero, dame aquellito.

Isaías, en la primera lectura, nos dice que no debemos tentar al Señor, y eso parece obvio hasta que nos ponemos a pensar:

  • ¡Ay, Diosito, ayúdame en mi problema y te mando hacer un novenario!
  • Señor, me voy de rodillas caminando hasta tu santuario, pero ayúdame en mi trabajo.
  • Si me saco la lotería, le daré una parte a los pobres.

Efectivamente, todas esas –y muchas otras– son formas de tentar a Dios. Dice Isaías:

“Oye pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios?”

Es mucho lo que tenemos que aprender, pero como siempre, empezamos con lo básico. Lo que parece tan obvio hoy en día ya había sido discutido miles de años atrás. Pero la maldad vuelve y vuelve. ¡Y luego dicen que las enseñanzas de la Iglesía sólo son boberías!

Pero la historia no termina ahí. Isaías predice:

“Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.

En nuestro próximo comentario habláremos de cómo esta profecía se presenta cuando María, desposada con José, recibe la visita del ángel del Señor.

 

Lecturas del Domingo: Diciembre 4, 2016 – Juan el Bautista

Juan el Bautista por Anton Raphael Mengs - ngHjvgNHHmV4zA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link
Juan el Bautista por Anton Raphael MengsngHjvgNHHmV4zA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link

Juan el Bautista, el último profeta del pueblo Israelí. Han pasado casi 400 años y los Judíos no han tenido uno. Y ya no habrá otros profetas después de él.

El Evangelio de San Mateo nos habla de que Juan “usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre“.

¿Por qué dar estos detalles? La razón es que, desde casi 800 años antes, los profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel, hablan de la llegada del mesías, pero que será precedida por una “voz en el desierto, que vestirá pieles y que preparará el camino del Señor“.

De esta forma, Mateo confirma la veracidad de Juan, quien dentro de poco tiempo confirmará que Jesús es quien le precede y por quien “ni él mismo es digno de quitarle las sandalias“.

Sabemos que Juan tendrá un triste final, y que reconocerá a Jesús como el verdadero Mesías, y que aceptará que su figura vaya desapareciendo poco a poco para dar paso a nuestro Señor.

Jesús comentará de Juan: “Una lámpara radiante, de la cual todos ustedes serán dichosos por ser iluminados”.

 

Lecturas del Domingo: Noviembre 27, 2016 – Inicia el tiempo de Adviento

Adviento
Corona de Adviento, por Micha L. Rieser – Own work by uploader (wreath and picture), CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5331008

Hoy es el primer Domingo de Adviento, el tiempo que designa la Iglesia para que nos preparemos para uno de los momentos más grandes de la Historia: el nacimiento de Jesús.

Es muy interesante entender que, este no es un acontecimiento sacado al azar por un grupo de personas y que fue puesto en la historia sólo para causar daño, división, o volver a las personas ignorantes y sumisas. Todas estas teorías han sido expuestas por grupos ateos, agnósticos, y de otras religiones por cientos de años, y sus fundamentos son tan falsos y débiles como sus propias instituciones.

Casi 1000 años antes del nacimiento de Jesús, los profetas del antiguo pueblo judío hablan de la venida del Mesías, algunos de ellos incluso predicen que nacerá en Belén, y otros indican que tendrá un precursor que preparará su venida en el desierto (Juan el Bautista).

Si quieren verlo como hecho histórico, pues los documentos existen: el pueblo de Israel, celoso de su tradición e historia vocal, no pueden mentir y de ninguna manera han alterado los libros de su Torah y Tanakh.

Las lecturas de hoy tienen un caracter profético. Empezamos escuchando a Isaías, que nos dice que “en días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas y hacia el confluirán todas las naciones“.

Y luego afirma: “porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la Palabra del Señor“.

Cuidado, en el reino de Dios no todos podrán entrar

¡Ah, pero debemos tener cuidado! Ya hace dos semanas, Pablo regañaba al pueblo diciéndole que no debian ser holgazanes ni metiches ni malhablados. Ahora nos vuelve a decir que:

“Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas, ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no de ocasión a los malos deseos”

¡Oooopsss!

Finalmente, Jesús nos dice que:

“Cuando vuelva el Hijo del Hombre, de dos hombres que estén en el campo uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.”

“Velen pues, y estén preparados”.

Lecturas del Domingo: Agosto 21, 2016 – Para todas las naciones

¿Estás salvado?
¿Estás a salvo? por BiosthmorsOwn work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=48171787

Jesús nos habla en el Evangelio de San Lucas que, aunque todos somos herederos de la misma salvación, la puerta para entrar a Su Reino en realidad es angosta; y muchos querrán entrar, pero no podrán hacerlo. Y no precisamente por estar gorditos.

De nuevo Jesús recalca la idea de que la Salvación no sólo es para el Pueblo Elejido, sino para todas las naciones:

“Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros, y los que ahora son los primeros, serán los últimos.”

Isaías, en la primera lectura (Isaías 66, 18-21) y el Salmo 116, 1-2, hacen preludio a este mensaje cuando nos mencionan que las naciones de toda lengua vendrán y verán la gloria de Dios.

Pero también en este párrafo, se nos recuerda quiénes son últimos el día de hoy: los pobres, los perseguidos, los que pasan hambre, tienen frio, están presos, etc. Y los que ahora son los primeros son los famosos “uno por ciento“, los que tienen ahora mismo la mayoría de las riquezas económicas del mundo.

¿Quiere esto decir que no debo esforzarme en la vida y debo vivir miserable? ¡Definitivamente NO! Tu deber es esforzarte, y con toda justicia recibir lo que mereces por tu trabajo, no importa que sea mucho, en el nivel de miles o hasta millones.

El problema se da cuando todo eso que ganas se convierte en tu vida. Cuando ya no te importa cómo lo ganas (corrupción, usura, robo, homicidios, etc.), y peor aún cuando sólo te interesa estarlo acumulando para tí o tu familia solamente.

El tener una riqueza no es un sólo un privilegio, sino una responsabilidad; y no sólo para con tu familia, sino para con todos los demás.

Y si eres de ese uno por ciento, o una persona que se enfoca en sólo estar ganando dinero sin importar los medios, te aseguro que no importa cuán flaquito(a) estés: va a ser bien difícil que entres en el Reino de Dios.

Lecturas del Domingo: Enero 10, 2016 – Final del periódo navideño

No cabe duda de que todo lo bueno se acaba pronto, y así pasó con la Navidad del 2015 que oficialmente termina hoy.

En la primera lectura, el profeta Isaías le recuerda al pueblo de Israel que ya no deben estar tristes pues el Señor los ha liberado de la esclavitud y la servidumbre, pero ahora tienen una misión mayor: preparar la venida del mesías. Y aunque todavía les faltarán uno 500 años, el proceso tiene que empezar.

El Salmo de este domingo es uno de los más bonitos: bendice alma mía al Señor.

Hoy hay un cambio interesante en la segunda lectura. No leeremos a Pablo escribiéndole a Timoteo, su discipulo, sino a Tito, uno de los primero misioneros y discipulos de Pablo.

Finalmente, en uno de los momentos clave de la vida de Jesús, escuchamos a Juan el Bautista dejar en claro que él no es el mesías. Y luego, cuando Jesús va y toma su bautismo de las manos de Juan, se escucha en lo alto: Este es mi hijo amado en quien encuentro mis complacencias.