La muerte de San Esteban

San Esteban es apedreado
“El apedreamiento de San Esteban”, por Jacopo & Domenico Tintoretto – Stoning of St Stephen, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=25556888

Terminemos esta semana las narraciones de las tragedias de los apóstoles y los seguidores de Cristo. Hoy hablaremos de San Esteban.

Este domingo pasado escuchamos en la primera lectura que Esteban era uno de los primeros y fieles seguidores de Jesús. Aunque no fue un apóstol, si fue un miembro de la comunidad judía griega que constantemente criticaba al sanedrín y sus sacerdotes por abusar de las viudas, especialmente las de habla griega, a las que se les despojaba de todo lo de valor, con la excusa de donación para el sostenimiento del templo.

Como estas pobres mujeres no tenían a nadie que las defendiera, no podia hacer otra cosa mas que ceder ante los abusos de estos personajes, y seguir su vida en la pobreza viviendo de la caridad.

Pero Esteban no estaba conforme con esto y constantemente criticaba al sanedrín y sus miembros acusándolos y marcándolos como abusadores de los más débiles. Y todo lo hacía siempre mencionando al nombre de Jesús. Obviamente, nada de esto les gustaba a los sacerdotes y un día decidieron deshacerse de él con la muerte a pedradas, afuera del templo.

“En aquellos día, Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la Gloria de Dios y a Jesús, que estaba a la derecha de Dios y dijo: ´Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios´.
“Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo“.

De esta experiencia surgen dos detalles muy importantes. El primero es que Esteban se convirtió en el primer mártir de la era cristiana. Es por eso que siempre se le representa con una corona, la corona del mártir que será usada después en muchos otros hombres, mujeres y niños.

Y la otra lección es que el joven de quien habla la narración, Saulo, se convertirá en el principal propagador de la fe de Cristo y su palabra cuando se convierta a Dios y cambie su nombre a Pablo.

Para finalizar, la narración de san Esteban termina de esta hermosa manera:

“Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración:´Señor Jesús, recibe mi espíritu´. Después, se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: ´Señor, no les tomes en cuenta este pecado´. Y diciendo esto, se durmió en el Señor”.

 

El Crecimiento de la Iglesia fuera de la Ley Judía

Moisés y los mandamientos
“Moisés y los mandamientos”, por Philippe de ChampaigneWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Siempre hemos hablado de lo rigurosa que son las leyes originales otorgadas por Dios a Moisés, y que casi por mil quinientos años gobernaron directamente al pueblo Judío.

Después de la Resurrección de Jesús, y luego de muchos años de apostolado y enseñanzas de Pablo, muchos grupos de paganos –los que no conocían a Jesús– las leyes judías parecía excesivamente injustas, estrictas y fuera de tiempo.

Cuando Pablo habló de esta situación con unas comunidades, éstas explotaron violentamente, dejando en claro que no querían seguir siguiendo una cultura arcaica, que estaba muriendo poco a poco.

Pablo y Bernabé, en lugar de caer en las provocaciones, decidieron tomar el tema con los apóstoles, quienes enviaron una carta dirigida a esas comunidades, y en las que expresaron un verdadero cambio en la doctrina de la Ley de Moisés:

“El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias”.

Y así, el dominio que por más de 15 siglos había mantenido La Ley, comenzaba a desmoronarse, dando pie a La Palabra, el nuevo mensaje de amor de Jesús.

Pascua 2019, Cuarto Domingo

San Pablo en Grecia
“San Pablo dando un sermón en Atenas, Grecia” por Raphael – Royal Collection of the United Kingdom, Public Domain, Link

Jesús dijo a los judíos:

“Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás. Nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”.

¡Alegrémonos, esas ovejas de las que habla Jesús somos todos nosotros!

Las lecturas de hoy nos hablan de que Jesús, Pablo y Bernabé, y hasta San Juan, se dirigen específicamente a los judíos, pero no a todo el pueblo en sí, sino a los jerarcas, sumos sacerdotes, y escribas.

Y todos les hablan de las ovejas, los paganos, y “una muchedumbre tan grande que nadie podía contarla” (Jesús, Pedro y Juan se expresaron en esos términos, respectivamente).

Les dijo Pablo a los sumos sacerdotes –que le tenían tanta envidia por las multitudes que atraía– :

“La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos”.

¡Alegrémonos, nosotros somos los paganos y se nos ha dado el tesoro de la vida eterna!

Dice San Juan en el Apocalipsis:

“Yo Juan, vi una muchedumbre tan grande que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas. De todos los pueblos y lenguas”.

¡Alegrémonos, pues esa muchedumbre somos todos nosotros!

La Alianza de Dios con la Humanidad estaba reservada exclusivamente para los judíos; pero Jesús, con su sacrificio y resurrección, la trajo para todos nosotros, en todos los tiempos y en todos los lugares.

¡Alegrémonos, Jesús nos ha dado vida eterna!

Lecturas del Domingo: Enero 20, 2019 – La Boda de Caná

La Boda de Caná
La Boda de Caná, por Giotto di Bondone, Public Domain, Link

¡Hay tanto que aprendimos de las lecturas de hoy!

Primera Enseñanza: El Servicio a los Demás

Primero, San Pablo en la segunda lectura nos dice “En cada uno se manifiesta el Espíritu Santo para el bien común“; así todos recibimos algún tipo de don, como el don de lenguas, el don de ciencia, el don de fe, la gracia de curación de enfermedades, etc. Pero al final, es sólo el Espíritu Santo el que hace todo eso, distribuyendo a cada uno sus dones según su voluntad.

Pero no es para que únicamente lo presumamos, o –al contrario– lo “metamos en un hoyo en la tierra” porque nos da miedo que los demás sepan de nuestras aptitudes y que éstas nos lleven a un escenario incómodo en el que todos nos vean. Por miedo y ansiedad el don se pierde.

Los dones son para alabar a Dios primero; en su honor, le brindamos nuestro extenso trabajo y sacrificio que nos llevó a terminar ese proyecto importante en nuestro trabajo o escuela. A Él le agradecemos que hicimos esa traducción tan necesaria para una familia que la necesitaba. Como dijimos anteriormente, ya no hacemos sacrificios para alabar a Dios, ahora le ofrecemos nuestro trabajo y nuestros éxitos.

Segundo, en el hermoso evangelio de San Juan escuchamos cómo Jesús realiza su primer milagro, no para recibir gloria y alabanza de los demás, sino para evitar que un novio fuera avergonzado durante su banquete de bodas, al convertir en vino seis tanques de agua. Servicio a los demás al poner en marcha sus poderes para ayuda a los demás.

María, nuestra Madre e intercesora

María fue invitada a una boda en Caná de Galilea, y ella llevó a Jesús y a su pequeño grupo de seguidores que se empezaba a formar. Jesús aún no era famoso en la región, pues sólo un grupo de gente le había oído su prédica, pero nada mas.

Durante la boda, el vino se acabó. En ese entonces, esto solía pasar por causa de robos o de mala planeación por parte de los novios, quienes eran los responsables de la celebración. Pero muchas veces era porque simplemente la nueva pareja no tenía tanto dinero y no habían podido comprar suficiente bebida. Cuando esto ocurría, era motivo de burla por parte de la gente, y los novios sufrían una humillación muy grande. Definitivamente, no es algo que se quiera durante la alegría de un nuevo matrimonio.

María, se dio cuenta de esta situación y le dice a Jesús: “Ya no tienen vino”. María le lleva a Jesús una súplica.

María les dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga“. Igual, María nos dice a nosotros que hagamos que lo que Jesús nos pide.

Jesús les pide a los criados que llenen con agua seis vasijas de piedra que asemejan barriles (cada una puede contener 100 litros de líquido). Luego les dijo que sacaran un poco y se lo llevaran al mayordomo, es decir el criado principal de la boda. Esto sucedió después:

“En cuanto el mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: ´Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tu en cambio has guardado el vino mejor hasta ahora´”.

Así, Jesús realizó su primer milagro en una boda en la que había cientos de invitados. De esta forma empezó su ministerio.

María NO hace el milagro. Es Jesús quien lo realiza, pero por interseción de su madre, nuestra madre, quien le lleva nuestras peticiones.

 

 

Lecturas del Domingo: Julio 8, 2018 – Nadie es profeta en su tierra

La visiones del profeta Ezequiel
“Las visiones del profeta Ezequiel” por por unknown artist after illustration by Matthaeus (Matthäus) Merian the elder (1593-1650) – http://www.biblical-art.com/artwork.asp?id_artwork=26660&showmode=Full From “L’Histoire du Vieux et du Nouveau Testament”, Nicolas Fontaine (author). Call Number at Pitts Theology Library: 1670Font., Public Domain, Link

Este es un día de contradicciones. El rechazo de los nuestros, en todas sus expresiones, es el tema principal de las lecturas de hoy. Cuántas veces nos topamos con que nuestra propia comunidad –y hasta nuestra propia familia– no confían en nosotros, nuestros trabajos o acciones. Sin duda, el que nuestra propia gente no pueda reconocer nuestros logros, nos hace víctimas de sus prejuicios.

Esta terrible situación obviamente no es nueva, ha existido por miles de años, pero se repite día a día y aún así sigue siendo dolorosa. Hoy conoceremos cómo nuestras figuras religiosas también las sufrieron, no por morbosidad, sino para darnos cuenta de que en este dolor, todos tenemos que esforzarnos para salir adelante y progresar.

Primero escuchamos cómo el profeta Ezequiel es mandado por Dios a predicar en medio de su pueblo, de la misma gente que lo conoce y con quien ha vivido por años. ¿Qué es lo que podemos esperar de esta situación? Pues que el mismísimo pueblo que lo vio crecer y acogió por años ahora lo desprecia y hasta amenaza de muerte.

La dice Dios a Ezequiel:

“Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

¡Qué difícil ha de haber sido para Ezequiel! Pero estos son precisamente los momentos en que Dios nos pone pruebas para demostrar con nuestro ser, con nuestra mente, y con el valor de nuestra fé, tenemos que hacer frente y hacer la voluntad de Dios, a pesar de tener todo en contra.

Y eso de luchar contra las adversidades para poder llevar la Palabra de Dios se relata también en la segunda carta de san Pablo a los corintios, cuando el apóstol nos dice que por años “lleva clavada una espina en la carne, un enviado de Satanás” pero que la lleva con paciencia para no llenarse “de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido“.

Esta “espina”, según muchos estudiosos, se trata de la lepra, que san Pablo sufrió por todo el tiempo de su apostolado. Como él mismo lo dice, se trata de un enemigo que le ayuda a mantenerse humilde y sencillo, a pesar de que le ha pedido tres veces a Dios que le libre de ese mal.

Finalmente, en el evangelio, conocemos que cuando Jesús fue a su tierra junto con sus discípulos, se topo con mucho chisme y murmullo de parte de los que antes fueron sus vecinos y posiblemente sus amigos: “¿No es este el hijo del carpintero?”, “¿De dónde le viene esa sabiduría?“, y muchas otras cosas más, hirientes e incrédulas.

Es el mismo Jesús que nos dice que: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa“, y no pudo hacer ahí ningún milagro, sólo curo a algunos enfermos imponiéndoles las manos. “Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos“, termina la lectura.

Ezequiel, san Pablo y Jesús llevaron la Palabra de Dios a pesar de todos los contras que tuvieron que enfrentar. Este no es un trabajo sencillo, y no se le confiere a cualquiera. Pero con Fé, Amor, Esperanza y mucho trabajo duro, la recompensa es tan grande que no cabe en este mundo, y es sin duda el regalo más grande que tendremos de bienvenida en la vida eterna.

 

Lecturas del Domingo: Agosto 20, 2017 – “Mi templo será casa de oración para todos los pueblos”

 

Las tres principales lecturas del día de hoy comparten el mensaje universal de Jesús: La salvación no sólo es para el pueblo judío, sino para todos los pueblos.

El profeta Isaías, en la primera lectura, dice que:

“Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse. A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, los conduciré al monte santo, y los llenaré de alegría en mi casa de oración… porque mi templo será la casa de oración para todos los pueblos“.

Luego, Pablo en la segunda lectura nos trae un párrafo un poco confuso:

“Hermanos: tengo algo que decirles a ustedes, los que no son judíos… Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección. Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios, y ahora han alcanzado la misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán”.

En breve podríamos decir que los judíos, como pueblo elegido inicialmente, se rebelaban constantemente contra Dios, al grado que por su rebelión dieron cabida a los más, los que sólo estaban de espectadores, o sea los demás pueblos del mundo.

Pero luego viene una de las más profundas narraciones del Evangelio, una que marca el inicio del mensaje de que Dios es para todos: Resulta que Jesús, en sus predicaciones iba con los apóstoles por un camino, cuando de repente una mujer de Cananea le empieza a gritar desde atrás del grupo, implorándole que le libere a su hija de la posesión de un demonio.

Pero Jesús no le hace caso.

He aquí varios puntos para analizar:

  • Las mujeres del medio Oriente en ese entonces –y todavía en nuestros días en algunas de sus regiones– tienen prohibido dirigirse a hombres que no sean sus padres, hermanos o esposos.
  • Los habitantes de Cananea tienen mucho resentimiento contra los judíos, pues por cientos de años los han considerados como “invasores“. Y dicho resentimiento es mutuo.

Así pues, esta mujer rompe con dos tradiciones y se dirige a Jesús, quien siendo judío está justificado para no atender a los cananeos. Obviamente, no será el caso.

La mujer sigue gritando e implorando, al grado de que los apóstoles le dicen a Jesús que la atienda, ¡para que ya se calle!

Jesús se detiene y la mujer le dice:

“Señor, ayúdame”

El significado de esta sencilla sentencia es: Oremos, oremos, oremos. No dejemos de orar a Dios en nuestras necesidades. El nos oirá, ¡aunque sea solamente para que nos callemos!

Jesús le dice a la mujer:

“No está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los perritos”

Este pasaje en estos días es sumamente suave, yo recuerdo en mi niñez haberlo escuchado más terrible, ¡usando la palabra “perros”! Pero la idea es clara: Jesús está poniendo la antesala para dar la lección de que la salvación (el pan) no sólo es para los judíos (los hijos)… y los perritos somos todos los demás. ¡Vaya que es un dilema difícil de aceptar!

Y la mujer le responde con gran sabiduría:

“Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”

Antes de que muchos se comiencen a sentir ofendidos por esta narración, recordemos que se trata de una conversación entre Jesús y un pueblo que no tiene los conocimientos que tenemos ahora. Ni los valores morales, ni la ventaja de más de 2000 años de estudio bíblico. Las migajas de la salvación y el poder de Dios por sí solas son enteras para todos.

Finalmente, Jesús le dice a la mujer:

“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”.

Y en ese mismo instante quedo curada su hija.

Jesús más adelante abrirá toda su salvación para todos en formas más claras. Por ahora, tenemos estas lecturas con un mensaje sencillo pero poderoso. El poder de la oración está al alcance de todos y empieza con algo muy simple:

“Señor, ayúdame”

Lecturas del Domingo: Enero 29, 2017 – Bienaventurados los pobres y los humildes

Niños en Buenavista, Mexico
Niños en Buenavista, Chihuahua, México durante la siembra de chile.

Esta semana encontramos algunas de las más bellas enseñanzas de parte de Sofonías, profeta del Antiguo Testamento, de Pablo, y obviamente de Jesús. Todas ellas con un común: El reino de los cielos es de los pobres; pero no te confundas, no sólo de los pobres de dinero, sino de espíritu y de alma.

Recuerda, la mayor probreza es la del alma que no tiene a Dios.

Sofonías, en la primera lectura nos cuenta:

“Aquel dia, dice el Señor, yo dejaré en medio de tí, pueblo mío, un puñado de gente pobre y humilde.
“Este resto de Israel confiará en el nombre del Señor. No cometerá maldades ni dirá mentiras; no se hallará en su boca una lengua embustera. Permanecerán tranquilos y descansarán sin que nadie los moleste.”

En la misma línea, Pablo nos dice que:

“Consideren que ente ustedes, los que han sido llamados por Dios, no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles según los criterios humanos. Pues Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo, para humillar a los sabios; a los débiles de este mundo, para avergonzar a los fuertes; a los significantes y despreciados del mundo, es decir a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen; de manera que nadie pueda presumir ante Dios.”

¡Ah, ahí está la clave de porqué existen los pobres! Pero si está tan claro, ¿Verdad?

Así, ambas lecturas nos preparan para lo mejor del dia: El Sermón de la Montaña de Jesús.

  • Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos.

  • Dichosos los que lloran, poque serán consolados.

  • Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra.

  • Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

  • Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

  • Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.

  • Dichosos los que trabajan por la paz, porque se le llamará hijos de Dios.

  • Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

  • Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan, y digan cosas falsas de ustedes por causa mía.

  • Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.

 

Lecturas del Domingo: Noviembre 13, 2016 – ¿Cuándo vienes, Señor?

fin de los tiempos

¿Cuándo es que vuelve Jesús? Y, ¿de qué forma vendrá, con cuál mensaje?, ¿A quiénes favorecerá y a quiénes les irá mal?

Las lecturas de hoy tienen un mensaje apocalíptico, del final de los tiempos. El profeta Malaquías nos dice en la primera lectura que “Ya viene el día del Señor, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja”.

Luego, en la segunda lectura, Pablo habla un poco de sí. Ya sabemos cómo le gusta al apóstol ser un poquito presumido de sus habilidades y sacrificios, pero esta vez agrega un mensaje un poco más fuerte:

“El que no quiera trabajar, que no coma. Ahora vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos tales, y les ordenamos, de parte de nuestro Señor Jesús, que se pongan a trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida”.

Así que ya tenemos algunas claves de lo que NO debemos ser para poder salvarnos:

  • Nada de malvados.
  • Nada de soberbios.
  • Nada de holgazanes ni metiches.

Pero, ¿cómo saber que Jesús está por venir? En el Evangelio, nuestro Señor nos dice que:

“Se levantará una nación contra la otra, y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes guerras, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles”.

Pero eso no será lo peor. Jesús habla de persecuciones contra todos los Crisitianos, los que sigan su palabra:

“Los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí”.

Y lo importante es mantenerse. Ni siquiera es necesario prepararse para saber qué decir, pues:

“Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes”.

Traiciones, guerras, odio. Pero siempre el mensaje de esperanza para los más fuertes:

“Sin embargo, no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.

Lecturas del Domingo: Junio 19, 2016 – ¿Quién dicen que soy?

Jesús y Pedro
Jesús y Pedro

Este XII domingo ordinario marca dos importantes eventos de la historia bíblica: el primero se refiere a Pablo, quien declara que con la resurrección de Jesús el reino de Dios ya no es sólo “propiedad” de los judíos, sino de todos nosotros.

“Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre Judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes”.

¿Quién dicen que soy?

El segundo evento ocurre cuando Jesús se lleva a parte a los discípulos y les pregunta quién dice la gente que es Él. Ellos le responden que unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que algún otro profeta.

Ahora, piensa que ellos mismos no saben quién es realmente Jesús. Los apóstoles lo han estado siguiendo durante sus enseñanzas, pero todavía tienen dudas. Para nosotros es fácil decir quién es Jesús, pero para ellos la Verdad aun no ha sido revelada.

Ahora, Jesús les pregunta directamente: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?

Pedro se delanta y le dice confiadamente: “El Mesías de Dios“.

Ningún otro apostol lo hace sino Pedro. El está convencido de esto y más tarde se le recompensará, pues esta verdad no se la dicho nadie, sino que el mismo Dios se la ha revelado en su corazón y él la ha aceptado.

A muchos de nosotros se nos hacen revelaciones, y el mismo Dios es quien nos las da a conocer. Y aún así nos rebelamos y nos queremos hacer sordos o ciegos. Pedro es nuestro ejemplo a aceptar con corazón abierto las revelaciones de Dios.

Lecturas del Domingo: Junio 5, 2016 – Resucitar a los muertos

Elías resucitando al hijo de la viuda
“Elías resucitando al hijo de la viuda”, por Louis Hersenthttp://www.bridgemanartondemand.com/art/144259/Elijah_Resuscitating_the_Son_of_the_Widow_of_Sarepta, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8338339

Después de la cuaresma y Pentecostés, hoy retomamos el tiempo ordinario. Las lecturas del día de hoy se basan en uno de los mayores milagros que cualquiera puede presenciar: la resucitación de un ser querido.

Elías, en la primera lectura, se ha estado quedando con una viuda pobre, que junto con su hijo, estaba a punto de morir de hambre. Gracias a la presencia del Profeta –Elías es considerado por el pueblo judío como el profeta más grande– la comida no se acaba. Desafortunadamente, el hijo de la viuda muere, y ella le reclama de manera amarga por la muerte del pequeño.

Elías toma al niño, lo lleva a otra alcoba, implora a Dios por la vida del muchacho, y lo cubre con su cuerpo tres veces, con lo que el pequeño resucita.

En el Evangelio de hoy, Jesús y sus discípulos ven como afuera de la ciudad de Naím sacan a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda pobre. Fíjate que son dos relatos con personajes similares: viudas pobres que lo han perdido todo, y ahora a sus hijos también. Esta parte ha sido importantemente resaltada para presentar el pueblo Judío que Jesús está a la altura de Elías (obviamente sabemos que es alguien mucho mayor), pero las escrituras tienen que ir convenciendo a los descendientes de Abraham poco a poco de la estatura del Hijo de Dios.

Jesús también resucita al muchacho y se lo entrega a la viuda. Ahora, este milagro no sólo lo presencia una persona, sino todos los que iban en el sepelio y los discípulos. La lectura nos dice que todos se llenaron de miedo –entendible, puesto que los presentes ven a un muerto revivir– pero lo más importante es que la noticia empezó a correr a más pueblos.

Jesús resucitará a más personas, culminando con su amigo Lázaro, y así no dejará duda de su lugar en el Trono de Dios.