Domingo de Pentecostés 2020

Espíritu Santo
“El Espíritu Santo” por Dnalor 01Own work, CC BY-SA 3.0 at, Link

Depués de 49 días del Domingo de Resurrección se celebra el Domingo de Pentecostés (algunos estudiosos de la Palabra dicen que son en realidad 50 días contando ambos domingos), y también hoy concluye oficialmente la Pascua 2020. En los tiempos de Jesús, el pueblo Judío celebraba en estas fechas el llamado festival de las cosechas, así que en la ciudad de Jerusalén se encontraba una gran cantidad de peregrinos que venían de muchas partes del mundo (o más bien, del mundo conocido hasta entonces) para las celebraciones.

Jesús ha resucitado y constantemente se ha aparecido a sus discípulos. Incluso, en una ocasión se manifestó a muchísima gente. Y cada vez, les recuerda a todos que está por irse, pero no se quedarán solos: El Espíritu Santo se quedará con ellos.

Recordemos que, al principio de la vida pública de Jesús, cuando Juan el Bautista procedió a bautizar a Jesús en el Jordán, mucha gente, incluido San Juan, el discípulo amado por Jesús, son testigos de que el “Espíritu Santo descendió como paloma” y se posó sobre nuestro Señor.

Luego, según el Evangelio de hoy, del propio San Juan, Jesús les dejó el Espíritu Santo a los apóstoles:

“Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes’. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
“Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: ‘La paz esté con ustedes. Así como mi Padre me ha enviado, así también los envío yo’.
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Pero ahora, 50 días después, en la Primera Lectura, tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles, escucharemos el relato de lo que pasó en este día:

“El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu les inducía a expresarse.
“En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
“Atónitos, y llenos de admiración, preguntaban: ‘¿Qué no son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua'”.

El Espíritu Santo ya no sólo está con los apóstoles ¡sino con todos los seguidores de Jesús, y estamos nosotros también incluidos! Así, aunque Jesús subió a los cielos, no nos dejó y cumplió su promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fín del mundo” – Mateo28, 20.

 

Pascua 2020: Si me aman, cumplirán mis mandamientos

Imagen de la Santísima Trinidad
Imágen de la Santísima Trinidad, por www.ldm.lt, Public Domain, Link

La semana pasada, Jesús nos hablaba del círculo que representa que El está en Dios, y Dios está con El, formando uno solo. Ahora, dicho círculo crece, y nos abraza para que todos podamos ser parte de un solo cuerpo y un solo espíritu. ¡Ah! Pero tenemos que cumplir sólo una importante regla…

Dice el Evangelio de San Juan que Jesús les decía a sus discípulos:

“Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre, y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de verdad”.

De esta manera, Jesús se refiere que, a su partida, no estaremos solos, sino que el Espíritu Santo se quedará aquí, acompañándonos y guiándonos. Sin embargo, y desafortunadamente, no estará disponible para todo el mundo:

“En mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes”.

Para desdicha de muchos, aquellos que no ven, no conocen, o no siguen a Jesús, tampoco lo verán.

¡Y lo que es peor! ¡Muchos católicos y cristianos, también correrán con esa mala fortuna! Y todo por no seguir a Cristo.

“No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.
“El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”.

Yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes“, un círculo de amor y esperanza para todos nosotros. Teniendo a Dios y a Jesús de nuestro lado, ¿Qué nos puede pasar?

Lecturas del Domingo: Febrero 2, 2020 – La Presentación del Señor

Simeón en el templo
“Simeón en el templo” por Rembrandt – www.mauritshuis.nl : Home : Info : Pic, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=157936

Esta semana hacemos una pausa en el seguimiento de los domingos ordinarios y celebramos la Presentación del Señor en el templo de Jerusalén, una tradición judía que todos los niños tenían que hacer al menos una vez, y que se extiende hasta nuestros días con las presentaciones de los niños en nuestra iglesia Católica y otras.

Dice el Evangelio de San Lucas:

“Transcurrido el tiempo de la Purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley: un par de tórtolas o dos pichones.
“Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“‘Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
según lo que me habías prometido, porque he visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel’
“El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: ‘Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma‘.
“Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de a tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada, y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de noche ni de día, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
“Y cuando cumplieron con todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose. Se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él”.

Lecturas del Domingo: Enero 19, 2020 – El Testimonio de Juan el Bautista

El Bautismo de Cristo
Bautismo de Cristo por Navarrete el Mudo. Juan Fernández Navarrete[1], Public Domain, Link
Hoy es el segundo domingo del tiempo ordinario, y en este día escuchamos en el Evangelio de San Juan, como San Juan Bautista da testimonio a toda la comunidad de quién es Jesús. Recordemos que hace unas semanas, Juan se encontraba desconfiado de todo lo que se hablaba de Cristo, y hasta mandó a dos personas para que le informaran todo lo que estaba pasando.

El día de hoy, Juan ya no tiene duda:

“En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: ‘Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel’.
“Entonces Juan dio este testimonio: ‘Vi al Espíritu Santo descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo’. Pues bien, yo lo ví y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios'”.

 

Lecturas del Domingo: Diciembre 8, 2019 – Una voz que clama en el desierto

San Juan Bautista
“La prédica de San Juan Bautista” por Pieter Brueghel the ElderOwn work Yelkrokoyade Taken in 20/07/2013, Public Domain, Link

Hoy es el segundo domingo de adviento, dedicado a San Juan Bautista.

“En aquel tiempo, comenzó Juan el bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: ‘Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca’. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: ‘Una voz clama en el desierto: Enderecen sus senderos’.
“Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
“Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: ‘Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de esta piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
“‘Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en el fuego que no se extingue'”.

 

Lecturas del Domingo: Agosto 18, 2019 – No he venido a traer la paz

Espíritu Santo
Vitral en la Iglesia de la Ascención (Johnstown, Ohio) representando con fuego al Espíritu Santo. Foto tomada por Nheyob – trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Link

Hoy es el vigésimo domingo del tiempo ordinario de la Iglesia, y escuchamos en el Evangelio de san Lucas una serie de frases que son un poco controversiales para mucha personas, especialmente cuando no se conoce el contexto histórico.

“El aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!'”.

Obviamente, Jesús no está hablando literalmente de fuego… ¡y cuidado que hay mucha gente que así lo interpreta y trata de meter miedo a los corazones de los despistados, tratando de pintarnos a un Dios enojado que sólo quiere castigos!

No, Jesús se refiere al fuego que representa el Espíritu Santo. Recordemos que el Día de Pentecostés el Espíritu llegó como “lenguas de fuego” que se posaron sobre los seguidores de Jesús que estaban reunidos en Jerusalén, durante la Pascua después de su Resurrección.

Cuanto desearía que ya estuviera ardiendo“, es la frase que debe interpretarse como un mundo lleno del Espíritu Santo, y nada más.

Sigue diciendo Jesús:

“¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el Padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

Ahora Jesús nos presenta una imagen muy diferente a la que estamos acostumbrados de Él, no mas es nuestro amoroso Señor que quiere lo mejor para todos, sino que nos presenta un escenario severo y hasta aterrador: un mundo dividido y en guerra.

No precisamente. Entendamos que en su tiempo, la religión judía era la dominante en el área de Jerusalén y alrededores (incluso hasta Grecia), y Jesús sólo predice lo que pasará después de su muerte y resurrección: el nacimiento del Cristianismo. Muchos seguidores, judíos ellos, empezarán a llevar un nuevo mensaje el cual estará en contra de lo que les habían enseñado sus padres por generaciones.

Tenemos que imaginar el caos que en una tradicional familia judía uno o dos de los hijos anuncian a sus padres que comenzarán a llevar el evangelio, pues se han convertido en discípulos de Jesús. No es difícil pensar en la escena de dolor de la madre y el padre enojadísimo amenazando a sus vástagos desde azotarlos hasta quitarles la herencia si siguen por ese camino.

Pero, ¿es este escenario sólo para los primeros seguidores de Cristo? Claro que no. Después vendrán los mártires, las persecuciones, los santos, y seguirán los hermanos separados del protestantismo.

No, el cristianismo no trajo la paz, sino que nos quitó y sigue quitando la venda de los ojos para permitirnos ver la realidad del amor de Dios, aunque nos cueste separarnos de nuestros seres más queridos.

Domingo de Pentecostés 2019

Vitral de Pentecostés
Vitral conmemorando la venida del Espíritu Santo el Día de Pentecostés

Hoy finaliza la Pascua, y cerramos con una de las más importantes fechas de la Cristiandad: el Domingo de Pentecostés. Dice el Libro de los Hechos de los Apóstoles:

“El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.
“En esos días, había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
“Atónito y llenos de admiración, preguntaban: ´¿No son galileos, todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos en nuestra lengua nativa?´”.

Pente” quiere decir cincuenta. Hoy hace cincuenta días que terminó la cuaresma e inició la Pascua y éste día conmemora el final de esta última. En Jerusalén se celebraba con un “festival”, una ocasión grande a la que asistía judíos de todas partes del “mundo” (recordemos que el “mundo” en ese entonces era considerado todo lo que el imperio romano abarcaba), pero principalmente del norte de África, todas las regiones de Grecia, Roma, y hasta Arabia y un poco más allá.

Imaginemos el desconcierto de estas multitudes al oír el estruendo, salir corriendo para ver qué estaba pasando, y llegar y escuchar a galileos, considerados como los más pobres y analfabetas, hablar en todos los idiomas. Pero, no sólo hablando por hablar, sino explicando lo que en las semanas pasadas acababa de ocurrir: la doctrina de Jesús, sus enseñanzas, su muerte y lo más importante: su resurrección.

Jesús ascendió a lo cielos y se perdió detrás de una nube. Pero antes de irse dejó un mensaje muy claro: esto no era el fin, sino el inicio. El inicio de la propagación de la Palabra. Y Jesús prometió que no nos dejaría solos. Primero, Él mismo había soplado el Espíritu Santo a los apóstoles; pero, ahora Dios mismo nos lo entrega a todos nosotros.

Es nuestra misión que los dones que el Espíritu Santo nos ha dado –hablar idiomas, ciencia, ayuda a los demás, etc.– los pongamos a trabajar para llevar el mensaje de Jesús a más y más lugares: Fe y Esperanza son necesarias en muchas partes del mundo, por gente que está pasando necesidades y no saben a quién recurrir.

Seamos inteligentes y usemos los dones del Espíritu Santo para servir a Dios y a los demás.

Lecturas del Domingo: Agosto 19, 2018 – Hablando de la Sabiduría

Espíritu Santo
“El Espíritu Santo” por Dnalor 01Own work, CC BY-SA 3.0 at, Link

La Sabiduría es uno de los dones –algunos la identifican como regalos– del Espíritu Santo, que junto con el Padre y El Hijo forman la Santísima Trinidad; y esta semana hablamos de ella en las tres principales lecturas.

Jesús, dirigiéndose a un grupo de judíos, les dice:

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”.

Obviamente, cuando los judíos escucharon estas palabras se escandalizaron, pues lo primero que pensaron fue que Jesús se refería literalmente a su piel y músculos, y a su sangre. Los comentarios no tardaron en escucharse de rechazo e incredulidad: “¿Cómo puede éste darnos a comer de su carne?”.

¿Por qué, para nosotros no es un escándalo escuchar este pasaje? Después de la Resurrección de Jesús, la Verdad fue revelada para todos en el día de Pentecostés. En otras palabras, la Sabiduría entró en la vida de todos nosotros. Podría decirse que “se nos abrieron los ojos”. En ese entonces, todos tenían una venda que no les permitía ver la Palabra de Dios, pues todavía tenía que ocurrir la Pasión, Muerte y Resurrección.

Jesús nos trajo no sólo vida eterna, sino que también nos dio nuevos conocimientos para ayudarnos a entendernos a nosotros mismos y nuestra relación con Dios. Todo a través de Él.

En la Primera Lectura dice el Libro delos Proverbios:

“La Sabiduría se ha edificado una casa, ha preparado un banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa. Ha enviado a sus criados para que, desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto: ´Si alguno es sencillo, que venga acá´.
“Y a los faltos de juicio les dice: ´Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán, avancen por el camino de la prudencia´”.

Finalmente, en la Segunda Lectura, San Pablo nos recuerda que la falta de Sabiduría no traerá nada bueno al hombre:

“Hermanos: tengan cuidado de no portarse como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos”.

En verdad, los tiempo son malos y pueden ser todavía peores sin la presencia de la conciencia, el temor a Dios, y la prudencia que nos da la Sabiduría.

Por favor, seamos dignos del gran regalo que Jesús nos dejó, que no lo tuvieron nuestros antepasados por espacio de miles de años. No nos portemos como insensatos.

Lecturas del Domingo: Mayo 27, 2018 – La Santísima Trinidad

Imagen de la Santísima Trinidad
Imágen de la Santísima Trinidad, por www.ldm.lt, Public Domain, Link

Recuerdo mi Tía Amelia llevándome un día frente a una estatua que tenía una representación de Dios, de Jesús y sobre ellos una paloma con rayos de luz cubriéndolos.  Me decía mi tía que está con nosotros siempre, y que era un misterio que 3 personas estuvieran juntas al mismo tiempo.

El misterio de la Santísima Trinidad.

Cada vez que hacemos el signo de la cruz, invocamos a la Santísima Trinidad: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 3 personas diferentes en una sola entidad. Los tres existiendo desde la Creación.

A veces se nos presenta al Espíritu Santo como la conciencia de Dios, pues cuando escuchamos las lecturas del Génesis –especialmente durante la Creación del mundo– nos damos cuenta de que Dios establece un diálogo con “alguien más”. Dios habla con alguien y le explica lo que quiere hacer y lo que hará.

El Hijo es la encarnación de Dios en este mundo. Dios es una entidad de energía, de amor, algo que escapa de la lógica de nuestro pequeño mundo. Pero no de la ciencia, pues dentro de nuestro entendimiento Dios es el principal elemento de la naturaleza, es la energía que mueve todo el Universo. Pero, ¿cómo presentar esto ante los hombres? Hace 2000 años, tratar de explicar esto hubiera resultado inútil, y hasta escalofriante. El mensaje de Dios no hubiera tenido el efecto de que Dios es Amor, sino temor. ¿La solución? Hacerse humano, igual que los demás, y expresarse en sus mismos términos y palabras. Ahí está el Hijo, Dios hecho hombre.

Todo esto está explicado en términos sencillos, pero la verdad es que la Trinidad es más que eso. La función de las personas haciendo mover al Universo está más allá de nuestra comprensión… por ahora.

La Santísima Trinidad es el misterio más central de nuestra fé.

Domingo de Pentecostés

Vitral de Pentecostés
Vitral de Pentecostés en Iglesia de Corpus Christi en Lawrence, MA

Hoy terminan los 50 días de Pascua, que inició después de la Semana Santa y de la Cuaresma. Y todo este tiempo santo, se acaba de la mejor manera posible: con el inicio de la proclamación de la palabra a todos los puntos cardinales.

Pentecostés es el nombre que se le da al Festival Judío llamado de las Siete Semanas, el cual se celebra 50 días después de la Pascua. Se supone que coincide cuando las frutas están maduras, en su mejor momento, y listas para consumirse.

En Jerusalén, se reunían miles de judíos de muchas partes del mundo conocido, para este festival y muchos de ellos estaban sorprendidos de escuchar las historias de lo que acababa de pasar sólo unas semanas antes con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Pero muchos de ellos no hablan Arameo, pues vienen desde lugares tan distantes como Roma, Grecia y otra regiones de Asia Menor, por lo que su entendimiento de la importancia del evento es muy limitado.

Cuando los apóstoles están reunidos con decenas de los seguidores de Jesús en un algún lugar de Jerusalén, son sorprendidos por un ruido ensordecedor, como de una explosión, acompañado de una fortísima ráfaga de aire que resuena en el lugar de reunión.

“Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y posaron sobre ellos, y empezaron a hablar en diferentes idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.”

La simple naturaleza de este evento es de por sí impresionante: el sonido de la explosión fue tan fuerte que la gran mayoría de los habitantes de la ciudad y los turistas, salieron corriendo a ver qué estaba pasando.

Y cuál será su sorpresa por escuchar a todos los presentes hablar en sus idiomas.

Toda esta narración, presentada en los cuatro Evangelios, nos describe el nacimiento de la Iglesia de Cristo, pues ahora la historia ya no está siendo limitada a un pequeño grupo de gente o una pequeña región del mundo. Los discípulos, y los visitantes, comenzarán a ir a sus lugares de origen y a comenzar a extender la historia de los sucesos del nacimiento, la vida, las enseñanzas, la muerte y, finalmente, la Resurrección de Nuestro Señor Jesús.

El Plan Divino de Dios comienza a caminar.