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Lecturas del Domingo: Junio 18, 2017 – Corpus Christi: El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Corpus Christi El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Procesión del Santísimo Sacramento, por By de:Carl Emil Doepler the Elder (1824 Warszawa or Schnepfenthal – 1905 Berlin)http://www.zeller.de/, Public Domain, Link

“Alimentó a su pueblo con lo mejor del trigo y lo sació con miel sacada de la roca.”

Una excelente profecía se presenta en el párrafo anterior tomado del Salmo 80. Una profecía que nos habla de cómo Jesús en la Cruz se transformará en Cuerpo y Sangre, en Pan y Vino.

Hoy celebramos el día de El Cuerpo y la Sangre de Jesús, conocido también en muchos lugares como Domingo de Corpus Christi, y la Iglesia Católica lo conmemora con una celebración especial y con una pequeña procesión del Santísimo Sacramento –la hostia del comulgario– montada en una base especial. El sacerdote se pondrá un velo especial para cargar la base y caminar alrededor de la iglesia (en algunos lugares, la procesión es más larga y ocurre por calles). Es tan sagrado este momento, que ni siquiera el oficiante puede tocar con sus manos desnudas la base.

No es de extrañar que muchas personas sufren espasmos, ataques, u otros síncopes al ver pasar el Santísimo.

Pero todo esto es en sí un recordatorio del Sacrificio de Jesús por nosotros, y de que es sólo a través de Él que logramos la Salvación. Su cuerpo y su sangre, el maná y el agua que brotó de la piedra, el pan y el vino son todos lo mismo, y al final uno solo.

El Cuerpo representa la comida, y su contra parte es el hambre. La Sangre representa la vida, y su contraparte el sufrimiento. Los dos son necesarios y al final, si los aceptamos –junto con sus contrapartes– habremos cumplido nuestra misión con Dios.

Nos dijo Jesús:

“Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí.”

 

Domingo de Pentecostés

Vitral de Pentecostés
Vitral de Pentecostés en Iglesia de Corpus Christi en Lawrence, MA

Hoy terminan los 50 días de Pascua, que inició después de la Semana Santa y de la Cuaresma. Y todo este tiempo santo, se acaba de la mejor manera posible: con el inicio de la proclamación de la palabra a todos los puntos cardinales.

Pentecostés es el nombre que se le da al Festival Judío llamado de las Siete Semanas, el cual se celebra 50 días después de la Pascua. Se supone que coincide cuando las frutas están maduras, en su mejor momento, y listas para consumirse.

En Jerusalén, se reunían miles de judíos de muchas partes del mundo conocido, para este festival y muchos de ellos estaban sorprendidos de escuchar las historias de lo que acababa de pasar sólo unas semanas antes con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Pero muchos de ellos no hablan Arameo, pues vienen desde lugares tan distantes como Roma, Grecia y otra regiones de Asia Menor, por lo que su entendimiento de la importancia del evento es muy limitado.

Cuando los apóstoles están reunidos con decenas de los seguidores de Jesús en un algún lugar de Jerusalén, son sorprendidos por un ruido ensordecedor, como de una explosión, acompañado de una fortísima ráfaga de aire que resuena en el lugar de reunión.

“Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y posaron sobre ellos, y empezaron a hablar en diferentes idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.”

La simple naturaleza de este evento es de por sí impresionante: el sonido de la explosión fue tan fuerte que la gran mayoría de los habitantes de la ciudad y los turistas, salieron corriendo a ver qué estaba pasando.

Y cuál será su sorpresa por escuchar a todos los presentes hablar en sus idiomas.

Toda esta narración, presentada en los cuatro Evangelios, nos describe el nacimiento de la Iglesia de Cristo, pues ahora la historia ya no está siendo limitada a un pequeño grupo de gente o una pequeña región del mundo. Los discípulos, y los visitantes, comenzarán a ir a sus lugares de origen y a comenzar a extender la historia de los sucesos del nacimiento, la vida, las enseñanzas, la muerte y, finalmente, la Resurrección de Nuestro Señor Jesús.

El Plan Divino de Dios comienza a caminar.

Lecturas del Domingo: 21 de Mayo de 2017 – Esperando al Espíritu Santo

Holy Spirit as a Dove
“El Espíritu Santo como Paloma”, por Gian Lorenzo Bernini – Istorija umetnosti, Gianlorenzo Bernini, Public Domain, Link

En las lecturas de este día, vamos conociendo cómo la Iglesia primitiva poco a poco está creciendo en la Fe: primero debe marcarse la importancia del bautismo para conocer la fe, y luego recibir al Espíritu Santo, que ocurrirá en un par de semanas mas.

Pero antes de eso, la primera lectura nos narra cómo la visita de Felipe, uno de los doce apóstoles, a Samaria, causo un gran revuelo y emoción, al grado que los demonios eran expulsados con grandes alaridos, los enfermos se curaban, y la gente se convertía y creía en Jesús.

Decía Jesús en el Evangelio de la semana pasada:

“Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro que el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre”.

Y así Felipe, que llegó a ser uno de los apóstoles medio incrédulos, cuando entendió completamente el mensaje de Jesús, se llenó del Espíritu Santo y comenzó a hacer milagros. Todo en nombre de Jesús y para Gloria a Dios.

 

Lecturas del Domingo: 14 de Mayo de 2017 – Yo soy el Camino, la verdad y la vida

Letrero religioso
Un letrero con la lectura de hoy. Foto tomada por Billy HathornOwn work, CC BY-SA 3.0, Link

Chismes, murmuraciones y quejas

¡Ah, la naturaleza humana! En la primera lectura nos topamos con que los judios del área lo que hoy es Grecia se quejan con los Doce Apóstoles de que sus contrapartes de Palestina no los están ayudando como se debe.

Resulta que hay muchas murmuraciones y chismes entre las dos partes, pues –en ese momento– por varias décadas, los judios griegos se han vuelto un poco más elitistas, con más conocimientos; y esto lo podemos ver hasta el dia de hoy, en que ciertos libros del antiguo testamento no son reconocidos por los judios tradicionales. Estos libros no reconocidos fueron escritos en Griego.

Las viudas son de las personas más necesitadas, especialmente cuando son mayores de edad y no pueden valerse por si mismas. En ese entonces, existía un convenio entre todos los judios deberían cuidarse los unos a los otros y vivir compartiendo todo para todos. Parte de este acuerdo incluía a las viudas de por vida.

Pero una cosa son los buenos deseos y otra la realidad. Los judios palestinos (hebreos) no estaban haciendo su parte con estas mujeres. Por lo que los griegos se fueron a quejar amargamente con los Doce Apóstoles. Estos, sabiendo cómo se las gasta el Pueblo de Dios, toman la decisión de nombrar una comisión de siete (otra vez ese numerito que tanto se repite) para que se hagan cargo de cuidar a los más necesitados.

Una vez seleccionados los siete, son presentados ante los 12 y les son impuestas las manos después de un período de oración.,

Este es un evento importantísimo, pues es el nacimiento del diaconado, es decir la imposición de las manos a seguidores de Cristo para que realicen labores en nombre de la Iglesia para la gente que mas lo necesita.

Via et veritas et vita

Jesús les dice esto a los 12 en una parte de la Última Cena. Todavía hay mucha confusión entre ellos, pues aún no han ocurrido los hechos de la muerte y la resurrección. Su ojos todavía están nublados, y por eso Tomás y Felipe hacen cuestinamientos sobre esas palabras:

“Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino? – dice Tomás

“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta” – dice Felipe.

Les responde Jesús:

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, también conocen a mi Padre.”
Y a Felipe le reclama: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.

Para nuestra fortuna, nosotros sabemos la verdad, pues finalmente será revelada durante la Pasión y la Resurrección. Pero más aún, cuando comprendemos que Jesús no nos deja solos, y que siempre está ahí; y es nuestro consuelo que al aceptar a Jesús, estamos aceptando al Padre al mismo tiempo.

Y no necesitamos ver para creer.

Lecturas del Domingo: 7 de Mayo de 2017 – Domingo del Buen Pastor

El buen pastor, por Alfred Handel, d. 1946[2], photo:Toby Hudson (Own work) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0) or GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)], via Wikimedia Commons
Hoy se celebra el cuarto domingo de Pascua, el cual es conocido como el domingo del Buen Pastor, pues las lecturas del día, por lo general se refieren a Jesús como nuestro pastor, y nos hablan de cómo podemos alcanzar la salvación a través de Cristo.

Primero, Pedro –en el Libro de los Hechos de los Apóstoles– nos dice que el primer paso para alcanzar a Dios es:

“Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán al Espíritu Santo”.

¡Ah, el arrepentimiento! Tan fácil que se oye, pero ¡qué difícil es consegurilo!

El Señor es mi Pastor, nada me falta

Hoy tenemos mucha fortuna que el Salmo Responsorial es uno de los más bellos que hay: el Salmo 22: “El Señor es mi pasto, nada me falta”.

Y es que, son pocos los años en que en este dia, la asignación de las lecturas pone al Salmo 22 en este Domingo del Buen Pastor.

Jesús es el verdadero Buen Pastor

Dijo Jesús a los fariseos:

“Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que se salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ese le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; el las llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y, cuando ha sacado a todas las ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Después de ver que no entendían, agregó: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

Yo soy la puerta, quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar, a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

Y nada nos faltará.

Lecturas del Domingo: 30 de Abril de 2017 – Por el camino a Emaús

Milagro de Emaús
Una bellísima representación de la aparición de Jesús a los peregrinos de Emaús. Disfruten del efecto de luces. Por Matthias StomSelf-photographed, Photograph taken at: Corps et Ombres : Le Caravagisme européen, Musée des Augustins, 23 July 2012–14 October 2012 , Caroline Léna Becker, Public Domain, Link

En las semana pasadas, hemos escuchado cómo Jesús –después de su Resurrección– se ha aparecido unas cuantas veces a un selecto grupo de personas. Se apareció a los apóstoles –sin que Tomás estuviera entre ellos– y luego con Tomás. Ahora se aparece a dos peregrinos que vienen de Jerusalén y van camino a la aldea de Emaús.

Sabemos el nombre de uno de ellos, Cleofás, y que fueron seguidores de Jesús. Pero, después de que Jesús murió en la cruz, sólo han estado escuchando rumores de su resurrección. Nadie más lo ha visto. Están confundidos. Incluso, uno de ellos lo llama profeta.

Jesús no se aparece en forma obvia. Dice el Evangelio:

“Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron.”

Esto no quiere decir que estaban ciegos o que tenían un problema visual. Hasta ese día, los seguidores de Jesús nos estaba seguros de todo lo que estaba sucediendo y no entendían quién era en realidad. Es muy fácil para nosotros disernir que se trata de Jesús, pero para ellos no hay tal. Cuando Jesús les pregunta por qué están tristes, ellos responden un poco molestos:

“¡Por lo de Jesús, el Nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo!”

Lo llaman profeta, no Hijo de Dios. Y es que para ellos, Él iba a ser el libertador de Israel, que se encontraba bajo el yugo romano por muchísimos años. Pensaban que Jesús los iba a liberar políticamente.

Después de regañarlos y llamarles duros de corazón e insensatos, Jesús les da una cátedra de cómo todas las escrituras hablan de Él.

Los peregrinos le invitan a quedarse en Emaús con ellos, pues es de noche y el camino estaba solitario. Pero la verdad, es que querían seguir escuchándolo. Ellos mencionarán después que “su corazón ardía cuando lo escuchaban“.

Estando a le mesa a la hora de la cena, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio.

“Entonces, se les abrieron los ojos, y lo reconocieron, pero Él se les desapareció.”

¡Ahora sí saben quién es el forastero que venía con ellos!

Jesús siempre está en nuestras vidas. Siempre está a nuestro lado. Dice David en la primera lectura: “Yo veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que Él está a mi lado para que yo no tropiece.

Así nos pasa a nosotros, Él esta ahí pero no lo vemos. En el momento que lo aceptamos y oramos es que se nos aparece, pues los ojos se nos abren.

¿Qué sientes cuando tus hijos se abrazan? O cuando tu madre te dice que te quiere, o cuando tu pareja te besa con cariño, o cuando tu mascota brinca de alegría y te recibe con gran amor cuando llegas a casa. En todos esos momento Jesús te está tratando de abrir los ojos para que lo veas; sólo déjate llevar y, a diferencia de los peregrinos de Emaús, Él no desaparecerá de tu vida.

Lecturas del Domingo: Abril 23, 2017 – Domingo de la Divina Misericordia

Jesús de la Divina Misericordia
Jesús de la Divina Misericordia: Public Domain, Link

Hoy es el segundo Domingo de Pascua, en muchos lugares conocido como el Domingo de la Divina Misericordia de Jesús.

Este es uno de los dogmas más divisivos entre los cristianos y todos aquellos que no creen en Dios, al menos no como los primeros: No importa el pecado que hayas cometido, si te arrepientes de corazón alcanzarás la misericordia de Dios.

Los pensamientos empiezan a fluir: o sea que, el mismo Hitler, que mató a millones de seres humanos, puede alcanzar la misericordia divina? ¿Lo mismo que los políticos corruptos, los tiranos, los asesinos de ancianos, de niños? Pues, la verdad es que, si se arrepintieron de corazón, pueden llegar a alcanzar el perdón de Dios.

La primera idea que se nos viene siempre es: ¡No es justo! Toda mi vida he trabajado honradamente, nunca he lastimado a nadie, no he robado, he sido buen padre/madre/esposo/hijo/empleado etc.

¡Y ahora resulta que todos los desgraciados que han sido lo más malo para la humanidad tienen derecho a las mismas recompensas que yo!

Este es un tema doloroso, y muy difícil de explicar. Sin embargo, con la cabeza fría y pidiendo el entendimiento e iluminación al Espíritu Santo, lograremos ver que esto mismo es lo que nos presentó Jesús en la parábola del hijo pródigo: El hijo que se queda con su padre recibirá la misma recompensa del hijo que se fue y malgastó todo en tierras lejanas.

Recordemos que, después de que el hijo “malo” acabó con toda su fortuna en puro pecado, se arrepintió, y fue con su padre ni siqueira considerándose hijo de él. Le pide perdón y que le de el más humilde de los trabajos.

Arrepentimiento y pedir perdón.

¿Tu te crees que Hitler, en su soberbia, se haya arrepentido y haya pedido perdón a los 6 millones de Judios y cristianos que mandó matar? Yo no lo creo, y por lo tanto careció de los dos elementos claves para el perdón de Dios. Yo no puedo decir la decisión de mi Señor, pero es mi consuelo saber que el arrepentimiento y el pedir perdón nos son cosa fácil, que los más malos de la historia dificilmente hayan podido arrepentirse de corazón y pedido perdón.

Y no es suficiente decir en el lecho de muerte “me arrepiento” y luego dar el último suspiro. Tal vez podremos engañar a los que estén viendo, pero a Dios no. De eso podemos estar seguros.

Y si sigues pensando que no es justo que el perdón de Dios esté ahí, “flotando” para que cualquiera –bueno or malo– lo pueda alcanzar, y todo porque tú te consideras bueno; pues te recuerdo una de las citas más bellas de Jesús: el Sol sale para todos, la lluvia cae encima de todos, el aire que tu respiras es el mismo que los asesinos de hoy en día están inhalando.

La Divina Misericordia está al alcance de todos, incluyendote a tí.

 

¡Jesucristo resucitó! ¡Viva Cristo Rey!

Jesús resucitó
Jesús resucitó

Jesús, con su sacrificio, borró el pecado y logró nuestra salvación. El pecado original de nuestros padres fue tan grande que tenía que resolverse de una forma tan grande también. Al tercer día después de su muerte, y en su resurrección, los discípulos por fín entendieron el significado de sus enseñanzas; por fín, todo lo que les dijo tenía sentido, y la humanidad logró finalmente la salvación.

Viernes Santo

Cruz sola con corona de espinas
Viernes Santo

Casi 700 años antes del nacimiento de Jesús, el profeta Isaías nos mandó esta profecía acerca de la pasión de Jesús, de cómo iba a morir, y cómo iba a reivindicar a la humanidad:

“Él Soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes,. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados.”

 

Lecturas del Domingo: Abril 9, 2017 – ¡Feliz Inicio de Pascua!

Entrada de Cristo a Jerusalén
Entrada de Cristo a Jerusalén, por Pietro lorenzetti – http://www.aiwaz.net/panopticon/lorenzetti-pietro/gc58p0, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3944840

“Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a su condición divina, sino que, por el contrario, se nulificó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo, y por obediencia, aceptó la muerte, y una muerte de cruz.
“Por eso, Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra, y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Filipenses, 2, 6-11